LAS CHICAS DE ORO

Equipo presidencial de La Malagueta. Ana María Romero

LAS CHICAS DE ORO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El gobierno andaluz tiene a gala cumplir en toda la extensión de sus letras con la cuota femenina. En cualquier sector de nuestra sociedad las mujeres ocupan, más por esta obligación, que por méritos propios, lugares de relevancia en estratos de poder. En lo de los méritos, nada distinto a como habitualmente ocurre con los hombres. Por esta causa, los responsables de la administración andaluza, han clavado una estaca en el centro del corazón de la tauromaquia, por los siglos, un mundo cerrado y machista. Las plazas de toros de Granada, El Puerto, Jerez, Sevilla y Málaga, estas dos últimas de primera categoría, sientan en sus palcos a mujeres, que en un momento dado, son tan vilipendiadas por el público asistente, como lo son los hombres presidentes, por sus decisiones.

Varios años ya que “las chicas de oro” deciden los designios de las corridas de toros en Andalucía, y muchos aficionados se hacen la misma pregunta: ¿Qué han aportado las mujeres en los palcos de las plazas? Algunos contestan que nada. Otros que mucho, pues la sola razón de no aportar nada ya es suficiente para equilibrar una balanza que estaba desequilibrada en lo social. Visto de ese modo en realidad las mujeres no tendrían porqué haber cambiado nada esencial desde los palcos o desde los reconocimientos. Y efectivamente todo denota que ellas no han cambiado nada de lo que ellos ya hacían o dejaban de hacer. Por ejemplo a la presidenta de La Maestranza le gusta ir al campo a señalar toros. Dice que así ve el toro en su hábitat. ¡Pues igual que cuando han ido presidentes!, Han visto el toro en el campo, los han señalado y luego se han tenido que tragar las trampas de los taurinitos, que si una cornadita, que si se ha desgraciado... Por ejemplo la presidenta de Málaga que ha declarado al suplemento del Grupojoly que es muy importante que la persona que se sienta en un palco sea aficionado. Que se gana en independencia. Y en una corrida dónde toreó José Tomás tuvo que rescatar los toros que habían sido rechazados por los veterinarios. ¡Igual, pues, que hicieron los presidentes varones! ¡Perdón, quise decir hombres, que lo de varón y hembra no es políticamente correcto!

Todo parece indicar que efectivamente en las presidencias andaluzas, masculinas o femeninas, nada ha cambiado, ni nada cambiará, pues la dejadez de la administración autonómica, en el cumplimiento del reglamento que ella misma auspició, se evidencia en dos ejemplos significativos: En la soledad a la que tiene sometidos a sus presidentes en decisiones tan trascendentales como una hipotética suspensión del festejo, bajo la teoría de que este espectáculo de diversión, no es para dar problemas a los políticos. Y el segundo ejemplo, bien evidente de falta de autoridad, es que en esta Comunidad Autónoma, no se ha enviado a analizar por sospechas de afeitado, ni un cuerno, salvedad hecha de Granada, dónde los veterinarios, no sin polémica, han hecho prevalecer sus criterios en algunas corridas. Santiago Domecq una de ellas.

No se ve para el futuro un panorama más satisfactorio en la defensa de los intereses de los aficionados, que como se sabe pertenece a la administración, y por extensión, a las presidencias de los festejos taurinos. Para nuestros gobernantes el mundo del toro no puede ser un problema, de ese modo los animalistas españoles y europeos nos tolerarían. Sin embargo algunas fuentes jurídicas coinciden en señalar que por algunas actuaciones presidenciales podrían plantearse denuncias sobre delitos de estafa, aunque este tema será objeto de un artículo a parte por su extenso tratado. A tenor de esto la recientemente formada Asociación de Presidentes de Plazas de Toros ya se ha planteado tratar la responsabilidad de los presidentes en el ámbito jurídico de la Ley Taurina.

De momento los aficionados, abandonados solo a las protestas que nadie tiene en cuenta, seguiremos desasistidos desde los palcos, sea cual fuere el “genero” de quienes los ocuparen.