MANUEL MANZANARES
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Por Agustín Hervás
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Una de las razones por las que el rejoneo está por imponerse al toreo de a pie, es justamente la liberación de cargas a la que este está sujeto. Por ejemplo, que el toro debe salir en puntas. El rejoneo exime esta carga por principio equino, si bien, por el humano, algunos humanos aficionados, gravarían la carga, con puntas. En cualquier caso es evidente que el rejoneo hoy en día interesa mucho. Otra carga que el rejoneo libera respecto al otro, es el publico. El de a pie es, exclusión hecha del “Mundo Feliz”, medio entendido, y exige. El publico de rejoneo es “Mundo Feliz” total. El toreo moderno acepta el rejoneo, tal cual es, y como Pablo Hermoso de Mendoza lo ha enseñado, y por consiguiente se atomiza en el espectro toricida actual.
Manuel Manzanares es un rejoneador moderno, por nuevo, no por novedoso. Aunque novedoso es si con su juventud admitimos su buen oficio. Se ha presentado este hijo de torero y hermano de torero en la plaza de Marbella y para la Costa del Sol. Solo, con un toro de Bohórquez y ha gustado. Por su monta, sobria y elegante. Por su oficio, que está aprendiendo al amparo de Hermoso de Mendoza y que se nota en el manejo de las monturas y en la forma de parar, citar y clavar. Pero además con la seguridad de necesitar echar pie a tierra para descabellar y lograrlo sin muecas ni reparos. Manolo Manzanares no tiene prisa, hace y le hacen las cosas despacito, y es un rejoneador que se pone en las parrillas de salida para estar en cabeza. Al tiempo. Solo necesita ese tiempo que se nos ha concedido a otros, pero además este lleva la ventaja de quién le enseña.
La corrida de hoy en Marbella, ha sido una corrida moderna. Moderna y para publico del “Mundo Feliz”, ese que aplaude todo, que va a los toros a divertirse, como en la filosofía del toreo moderno no podía ser de otro modo, y que se traga todo. Lo primero que se traga el publico moderno de una corrida moderna es la ausencia de la música. No sólo la de los pasodobles en las faenas, sino la de los toques de cambios de tercio. El Mundo Feliz considera que a falta de pan buenas son sus voces y le hacen los coros a las faenas de los toreros. En realidad no se sabe muy bien porqué faltó la música, se cree que fue por aquello de la casa sin barrer. Pero que faltó. Doy fe de que faltó. Igual que doy fe de que fueron a buscar a Pepe el de La Pollinica para que acudiera con su trompeta a tocar los cambios de tercio y hasta algún pasodoble.
Los toros fueron como los que preconiza el toreo moderno. Desiguales de presencia, humanizados hasta la cepa y flojitos de remos, alguno hasta inválido. Y ya puestos a decir digamos que Rivera Ordoñez está pasando un bache de los del Cañón del Colorado. A veces descentrado, a veces acertado y de vez en cuando hasta dando algún muletazo bueno que en el mar de la zozobra no levanta vela. Desigual con las banderillas, con pares muy buenos como el segundo a su primer toro, y muy malos como el tercero a su segundo que falló por cerrarse el animal. Digamos que Manzanares estuvo estético en un toro y técnico en el otro, pero ofreciendo dos estocadas de antología. Y que Cayetano tuvo el lote menos manejable. Con un séptimo que se quedaba corto por ambos pitones. Manejó el percal con solvencia.
El toro de rejones de Fermín Bohórquez terciado pero bueno. Los de lidia ordinaria de Salvador Domecq, desiguales de presentación, justos de fuerzas y bondadosos.
¡Aquí paz y allí gloria!
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