Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
La vida monacal es sin duda la más apropiada para la reflexión en tiempos turbulentos y de mudanza. En el monasterio se sabe de paz interior y de diálogos con el alma. Los viejos Jerónimos saben de reparaciones del espíritu y de alimentos del cuerpo. Alejandro Talavante está para retirarse a Yuste. No es baladí esta opción trascendental. Es de riguroso cumplimiento si quiere enderezar su carrera perdida. El feo y anovillado segundo, por muchos seiscientos kilos que tuviera, se dejó bastante en la muleta. Y el bien presentado quinto con más guasa, pero también se dejó. Cuando un torero no está para ver lo que le sale por la puerta de chiqueros en una plaza como esta, es que está para internarse, y desde luego el monasterio de Yuste es apropiado para ello. Alejandro requiere una introspección para salir de la vulgaridad de su toreo y salsapimentar algunas faenas que como hoy hubieran sido más lucidas y más creíbles con otra disposición de ánimo. Pero lo peor, y es por lo que tiene necesidad del auxilio espiritual de los Jerónimos, es que su ausencia de oficio para manejar al quinto toro, y su inoperancia técnica, lo han descubierto como un mal torero. Esta plaza lo aupó como novillero. Hoy le ha pitado y le ha abroncado, para advertirle que el camino de perdición que lleva, es caer a un pozo sin fondo.
No le importaría a la afición mandar también a Uceda Leal a Yuste. La insatisfacción personalizada. La sosería andante. El oficio enmascarado. Los monjes le podrían ayudar a unirse a la conjunción planetaria que Leire Pajín declama y entonces podría llegar a decir algo en sus faenas, a dejar de estar solo aseadito, a concretar las posturitas, a disimular los claros entre el toro y su figura, a no ser enganchado. ¡Recorcholis a decir algo! Porque de torear al hilo, acompañando y a que se vayan dos toros más sin torear, la afición está harta.
Aunque bien pensado deberíamos recomendar a los tres internarse en el monasterio. Si, Daniel Luque también. Por tramposo. Enmascarando sus ganas con la roneria. Si ayer fue el parón, el hurto de distancias y el destoreo. Hoy la descolocación y el acompañamiento. Se ve que en la orquesta no quiere ser director, y hoy tuvo toros, no para acompañar, sino para dirigir. Un tercero que sin fuerzas se toreaba solo y un sexto que con chiribitas había que torearlo. Solo una tanda buena a las 20 horas y 53 minutos. Dispuesto pero poco eficaz. Seguro que los monjes de Yuste, pueden buscar en los arcones del convento y enseñarle a Luque faenas del mismísimo emperador, que aunque a caballo, seguro que no se le iba un toro vivo.
La corrida del Pilar, desigualmente presentada, y de desigual juego, pero con un punto aprovechable en todos los toros. El primero por encastado. El segundo por dejarse bastante. El tercero justo de fuerzas pero noble. El cuarto de orejas. El quinto se dejó, y el sexto con chiribitas, para lío.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Madrid. La segunda del Aniversario. Lleno. Toros de El Pilar, desiguales de presentación. Y de variado juego resultando en conjunto buena corrida. Uceda Leal, estocada, ovación con saludos. Estocada, ovación con saludos. Alejandro Talavante, media tendida que escupe y un metisaca con derrame, pitos. Contraria y baja y cuatro descabellos, bronca. Daniel Luque, pinchazo, estocada trasera y caída, silencio. Media tendida saliendo cogido sin consecuencias nada más que las magulladuras, saludos.
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