LA ANARQUIA CONSOLIDADA

LA ANARQUIA CONSOLIDADA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Dedicado a María Gámez, Delegada de Gobernación en Málaga.

La ausencia de autoridad en los espectáculos taurinos, propiciada desde el mismo reglamento andaluz y por extensión en el resto de reglamentos autonómicos, justificada en la opinión mal fundamentada de que este negocio debe ser llevado por los propios profesionales, nos ha sumido en una extrema anarquía de difícil corrección, a no ser la de la mano dura.
Quitar de los palcos a la autoridad competente (policías) y poner a aficionados de dudosa cualificación taurina, (autoridad incompetente), no ha significado una mejora en el control del fraude, aún admitiendo como no podía ser de otra manera, los fallos que como humanos pudieran tener unos y otros presidentes. Pero insisto, la historia nos dice, que estos presidentes no son mejores que aquellos inspectores de policía que sin cobrar, asumían responsabilidades que aún no pareciendo de su incumbencia, sí que eran propias de su cargo en lo que a servidumbre publica representa ser policía.
En cualquier caso (policías o seglares) es indispensable tener criterio a la hora de responsabilizarse de un espectáculo taurino. Sin criterio el naufragio en la defensa de los intereses de los aficionados es claro, como claro se ha visto este año en la corrida de Victorino Martín en Algeciras.
El daño que el reglamento Soriano, en algunos de sus artículos, ha hecho a la fiesta de los toros, aún está por contabilizar. Este de las presidencias con ser uno, puede ser el más importante porque en realidad la falta de autoridad nos afecta a todos. Poner en el palco a amigotes, hacer valer criterios políticos antes que los criterios que respetan al toro, y por extensión a la dignidad de la fiesta, (suponiendo que a algunos profesionales les quede), hace que esta se convierta en una anarquía reglamentaria, organizativa y ética, dónde todo vale, porque el "tonto" del ciudadano quiere ver inmolarse a José Tomás, o porque se lidian los toros de Victorino, como si, esos sellos, u otros cualesquiera, fueran a salvar esa fiesta que tan descafeinada y tan a bombo y platillo hemos presentado en Europa.
Duele mucho el cinismo de la familia Martín, que en Madrid vende una cosa y en provincias otra.
Andan sueltos los sinvergüenzas y no es lícito que el aficionado tenga que confiar en Madrid, Bilbao o Pamplona, para ver ¿integridad?. En provincias, (Algeciras es plaza de segunda), y no digamos en los pueblos el mal anda suelto y el desamparo reglamentario evidencia el fallo del sistema. No se entiende que los toros que Victorino lidia en Algeciras, no tengan que ser íntegros, aunque se entienda que sean más chicos. No se entiende que el aficionado de Madrid disfrute más de la integridad que el de Algeciras o Málaga. Y no se entiende porque entonces para ambas aficiones la autoridad no es la misma. Sencillamente esto es una injusticia. Injusticia que solo se sostiene por la desidia del legislador ante esta fiesta cruenta (llamemos las cosas por su nombre) que no cruel, pues la crueldad es lo que se reglamenta para que no se dé. He ahí el fracaso del reglamento Soriano. Que habiendo legislado admite que los taurinos ejecuten crueldad contra el toro bravo, siendo lo más grave, que la autoridad, no pueda ejercer como tal para impedirlo. Por esto que digo lo que ha ocurrido en la pasada feria de Granada ha supuesto para la integridad de la fiesta un balón de oxigeno. Que los veterinarios y la autoridad se posicionaran a favor del publico y por respeto al toro, ha sido como tirarle de las orejas a Soriano que en alguna ocasión se ha jactado de no haber enviado a analizar pitones con sospechas de fraude. Se ve que lo de Granada solo fue un espejismo porque la falta de rigor y de criterio volvieron a Algeciras.
Viendo las fotos de los toros de Victorino publicadas en www.desdeelcallejon.com he sentido vergüenza de ser aficionado compartiendo sentimientos, ideas e ilusiones con aquellos que dicen defender al toro, Victorino Martín el primero. He sentido impotencia de no poder decidir a favor del toro y rabia de no poder llegar con mis voces suplicantes a los poderes que deciden. Entonces, sépase, que seguiré, seguiremos algunos, en nuestras trincheras, y que desde la resistencia, seguiremos alimentando, de la mejor forma que sabemos, con la escritura y la palabra, la cultura del toro bravo; el del respeto, el de la integridad, el del orgullo y la gallardía, el de la nobleza y el ímpetu, el de la sangre y la muerte, con la esperanza de que algún día no tenga que decidir ir a la plaza que más lo respete.
No es baladí la decisión de los Delegados de Gobernación cuando nombran a los presidentes. Con ellos están nombrando a los futuros defensores o agresores de los intereses de los ciudadanos que consumen la fiesta de los toros.
Argumentaron los taurinitos que la fiesta estaba regida por un estado policial, y ganaron la batalla, pusieron a sus amigos en los palcos. ¿De verdad que después de ver esto, los profesionales no sentís vergüenza?
Para finalizar solo quiero recordar que precisamente esto es lo que siempre le pedí a José Tomás. Solo con su fuerza (que la tiene por muchas razones) podía cambiar las estructuras del toreo... pero sepan, que muerto, no nos sirve de nada.