De izquierda a derecha: Enrique Recio. José Luis Fernandez. José Pastor Vega. Manuel Muñoz y Cosme Rueda. Foto de María Pastor
BRILLANTE PRESENTACIÓN
Por Agustín Hervás
Con gran asistencia de publico que abarrotó el salón de Unicaja, se presentó en la tarde de ayer el libro: LA AFICIÓN TAURINA MALAGUEÑA EN SUS PLAZAS DE TOROS. Presentó el acto José Pastor, aficionado y a amigo de los escritores, quien hizo un repaso de los avatares más importantes de las plazas reseñadas en este minucioso trabajo. A continuación tomó la palabra José Luis Fernández, veterinario, que fue presidente del Colegio de sus propios. Presentó a los autores. Hizo la consideración de que este libro contiene gran parte de la historia taurina y no taurina de la Málaga del siglo XIX. Seguidamente fue cedida la palabra a los autores, haciéndolo en primer lugar Manuel Muñoz que dijo ser este trabajo su sexto y a los que comparó como partos. Hizo referencia al desconocimiento de los aficionados de su propia historia y añadió que "no es posible amar lo que no se conoce". Que este libro nos ayudará a amar nuestra fiesta. Cosme Rueda habló de los comienzos como aficionado y coleccionista de entradas de festejos en los que reseñaba los resultados, y de su interés por la investigación. Para abrir el interés de los asistentes por la compra del libro contó algunos sucedidos que en el se relatan, como el caso del toro Pajarito que se lidió en la tercera corrida de la plaza de Alvarez y que dejó tanta impresión en la ciudad que hasta hace bien poco cuando a alguien se le quería reprochar su travesura se le espetaba: "Eres más malo que Pajarito". O cuando Melchor Ordóñez reglamentó las corridas por los desmanes que los "taurinitos" de entonces cometían contra el publico. O cuando hubo corrida de competición entre ganaderías, y añade Cosme: "para que digan que en Málaga no somos toristas". Y las 40 varas que tomó Estornino. Y la noticia que publicó el Avisador Malagueño cuando derruyeron la plaza de Alvarez, con cierto deje de antitaurinismo. Cerró el acto Enrique Recio quién confesor hablar por vez primera en público, y quizás por ello fue el autor que menos estuvo en el uso de la palabra, que empleó en un acertado capitulo de agradecimientos y en consignar que había puesto en este proyecto mucha dedicación, trabajo y gran parte de su vista, de por sí ya mermada.
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