FINITO INDULTA UN TOROTUSO

El Finito del año 1991. Aún tenía su naríz.

FINITO INDULTA UN TOROTUSO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Si finito quisiera podría acabar con el cuadro. Tiene empaque, tiene torería, oficio, cabeza y técnica, aunque es verdad que esta última le da trucos y ratonerías para salir indemne de sus “gestas”... y además le falta bragueta. Si quisiera, pero no quiere. Sus gestas son torear torotusos en las plazas de tercera categoría y su oficio es despegarse, torear con el pico, al hilo del pitón y ligar de vez en cuando un toro. Ese es Finito y este, el que ha toreado hoy en Marbella, capital del toro “torotuso”, (ahora que en Pamplona se celebra la del toro – toro), y que además, ha indultado uno de Valera Crujo, el 116 y cuarto de la tarde. Lo ha ligado, lo ha llevado y de vez en cuando le ha dado bonitos y buenos muletazos, pero en realidad el toro se los pegaba solo, y en bastantes lances, el torero se salia y lo hacía salir de la suerte. El animalito, chiquito y rezongón valía lo mismo para un roto que para un descosido, aunque no tuviera intenciones de romper nada. Al primero de la tarde le enjaretó un trastero inútil porque el animalucho no tenia fuerza.
Los otros toreros, Al Cordobés por ejemplo, le han regalado cuatro orejas por la cara, por hacer un par de faenas llenas de tonterías. Y El Fandi se ha llevado tres por poner banderillas fuera de cacho y por vulgarizar dos faenas a dos toros buenos a los que manifiestamente ha desgraciado acortándole los viajes e inutilizándolos en su recorrido.
Se diría que viendo a estas tres “figuras” de la torería actual estamos ante tres fracasados, y así debería ser en un mundo de toreros que se visten por los pies y demuestran tarde a tarde que el valor , el oficio y la torería son santo y seña de un oficio de hombres. Digo se diría, porque en la fiesta, reflejo de las circunstancias de la sociedad, ha entrado también la amoralidad, el mamoneo y el flirteo con la acera de enfrente, y no es que el que esto firma tenga nada en contra de los de la otra acera, a los que quiero y estimo, sobre todo porque tienen más valor por reconocer lo que son, que los toreros que ha toreado hoy, que no saben lo que son... y no lo reconocen. No. Tengo muchas cosas en contra de los hombres, que creyéndoselo, le sacan punta a los cuernos de los toros para guardar las apariencias, los torean sin cruzarse, aliviándose todo lo que pueden y además con tal de no matarlos hacen caso de un chalado que pide el indulto y luego incitan al resto del publico (ignorante en las reglas del toreo), se lo echan encima al presidente, que asustado va y le perdona la vida al torotuso.
Los toritos sospechosos, desiguales, flojos los tres primeros, pero buenos y nobles. Pertenecen a la torifactoría de Juan Pedro Domecq.
Consideraciones finales:
El publico ignorante no sabe lo que ve.
El torotuso recibió una varita de la que se repuchó. Le pusieron dos pares de banderillas que tomó bien, y es cierto, que en la muleta estuvo mejor que el torero. Pero cualquier aficionado sabe que un toro no debe ser indultado solo porque sea bueno en el ultimo tercio. Así nos va en la fiesta moderna, donde ya un toro no es bravo en varas, sino en la muleta.
El torero indultador está acabado, solo indulta en plazas de menor importancia y además se lo cree, que es lo peor. Y sus allegados le dan la razón de los tontos.
El presidente Luis Rodríguez debería irse del palco pues con bailarle el agua a toda esta partida de mangantes le hace daño a la fiesta.
Al ganadero no le sirve el torotuso, salvo que pretenda mejorar la raza echándole al indultado vacas enanas.
Por ultimo se le ha creado un problema al ganadero pues el toro, por las normas sanitarias comunitarias, no puede regresar a Portugal, en esas circunstancias.
Sé que tenemos lo que nos merecemos, pero solo pido a Dios, que no le dé luces a los antitaurinos, porque de dárselas nadie podría defender esto. Los taurinitos sinvergüenzas porque no tienen argumentos para defender la iniquidad al toro de Algeciras, de Burgos, de Ciudad Real y los taurinos que no son sinvergüenzas, porque no tienen agallas de poner las cosas en su sitio.
¡Aquí paz y allí gloria!