23 mayo 2008

ANTONIO DE RONDA

A buen seguro, que las cenizas que ahora hace diez años se esparcieron por la plaza de Ronda, han vuelto a germinar en nuevas y minúsculas partículas, y que las mismas flotaran majestuosas, al compás y al aire de arte que rezuman capotes y muletas. Se cumplen esos años, en cuales se dice. ¡Que todo ha desaparecido para siempre ¡¡Y poco o nada queda ya en la memoria! Servidor, niega la mayor; y pregona que, él Maestro Ordóñez no morirá nunca.
A quienes muy niños nos hicimos aficionados, Hemos pasado un largísimo capitulo de la historia del torero que nos toco vivir. Pues, bien hace tan solo diez años, toreros vivos como Aparicio, Pedres, Jumillano, Antoñete, Viti, Romero, Camino, Cordobés, Palomo, Dámaso, Capea, Ojeda, Ponce Joselito, entre un ciento más de ellos, pueden dar fe que, sobre todos ellos reino, para unos en activo y para otros retirado, Antonio Ordóñez. Unos le quisieron y, otros le odiaron, cada cual tendría sus razones, o como decía aquel compañero de cartel-(Cuando esta bien me alegro de verle, y cuando esta mal me alegro mucho más)-.
Pero es bien cierto, que ningún profesional en tauromaquia, ningún buen aficionado cabal y exigente, negó el rango superior de su arte. Todos toreros antes citados, han tenido y tienen sus peculiaridades, sus distintas personalidades, condiciones originales y estilos, con los que han acreditado torería. Pero Ordóñez llego a tener casi todas las virtudes de estos, y además soberanía, majestuosidad. Alguno llego a decir que.Ordoñez no toreaba. Él era el toreo.
No quisiera entrar en la antología de su historia torera, esta ya fue reconocida en el momento de su muerte, por todas las plumas significativas de todos los medios. Ahora tan solo la nostalgia del recuerdo, y cuando va viendo pasar la vida con vertiginosa velocidad, apela uno a los recuerdos más significativos, y aquello que se discutía, en todos los foros taurinos. Hace una década que se extinguió el orgullo de Ronda. Quizá fuera mejor así, al menos, no has tenido que asistir a la deplorable función mediática, unida a la muerte prematura de Carmen, a ese lamentable espectáculo mezclado en un laberinto de pasiones, odios y rencores. Pero olvidemos la mediocridad repugnante, Hoy este esporton guardián del tiempo y la historia es para recordar a un torero, a un Maestro. -Y juro que, este si lo fue.-
Fermín González
http://www.fermingonzaleztaurinerias.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Quien hubiera podido verlo torear!
Deberian poner en las escuelas taurinas y en casa de muchos toreros actuales la filmografia completa de Antonio Ordoñez y quizas otro gallo nos cantaria a estas alturas. O no, puede ser tambien que los toreros actulaes diga que ellos torean mejor. Que no me extrañaria.
Lo del peto, sin comentarios, aunque yo no defenderia tanto a los picadores.
Salud
El Coronel