22 agosto 2023

PROTAGONISTAS DEL TOREO: VICTORIANO VALENCIA. SEGUNDA PARTE.

 

                             Victoriano Valencia en Las Ventas. Foto de la RED.

           
Victoriano Valencia. Para la revista Matador de Méjico. 
-¿Corridas que usted recuerde en cosos de México?
-La del Ejército que toreamos Joselito Huerta, Rangel, Alfredo Leal, "El Cordobés",
Fermín Murillo y yo, todavía conservo un reloj que me regaló Gustavo Díaz Ordaz,
que entonces era el presidente de México; toreé en Acapulco, en Mérida y Querétaro,
plaza donde tuve la satisfacción de haber toreado un toro con el capote y cuando me
volví hacia la barrera salió el maestro "Calesero" y me dio la mano
por como había toreado ese toro con el capote.
-¿Qué impresiones se llevó en esa época de México?
-Pues la impresión que me llevo ahora cada vez que vengo, que es un
pueblo de una gran sensibilidad para todo tipo de arte; en el toreo
el aficionado mexicano valora lo bueno y lo exterioriza con esos
olés interminables que suenan a gloria en los oídos de los toreros.
-Platíquenos maestro ¿Qué era lo que más le gustaba del ambiente con
todos los matadores de aquella época?
-El gran compañerismo, no existían distinciones de nacionalidades ni
de nada, todos éramos una piña aquí: Capetillo, Rafael Rodríguez,
"El Ranchero" Aguilar, Arruza, que fue un gran amigo mío y del que
sentí y lloré profundamente su muerte; no tuve la suerte de alternar
con él porque era anterior a mí, pero me pareció un gran caballero y
un gran personaje, además yo lo admiraba desde que tuvo la feliz
idea del monumento a "Manolete" en Córdoba.
-Cambiando un poco de tema, háblenos de la faena del toro blanco de
Osborne del maestro "Antoñete".
-El cartel lo conformábamos "Antoñete", Fermín Murillo y yo; fue una
corrida extraordinaria, todos estábamos enamorados del toro que era
precioso, bajito, muy bien hecho, lo veíamos en la venta del batán y
tuvo la suerte de que le tocó a "Antoñete", suerte para ambos, ya
que al buen toro le tocó un torero de una calidad y una dimensión
artística como la de Antonio Chenel; fue una buena corrida para los
tres, pero no cabe la menor duda de que sobresalió la calidad de ese
toro y "Antoñete" estuvo a la altura de él y le cuajó una faena
inolvidable que ha sido histórica.
-¿Maestro cuál ha sido su tarde o su toro más importante?
-Quizá el más emotivo fue el de la alternativa; un mes antes terminé
la carrera de derecho en Salamanca, mi padre tuvo la suerte de saber
que yo ya había terminado la carrera, pero no pudo verme recibir la
alternativa, entonces ese toro de Galache se lo brindé al cielo y
fue de lo más emotivo que yo he vivido vestido de luces; recuerdo
también una faena a un toro de Graciliano Pérez Tabernero en
Alicante, cuando realicé por primera vez el doble circular con la
derecha y con la izquierda sin moverme del sitio y esa fue creo la
mejor faena que yo he realizado a lo largo de mi profesión.
-¿Maestro qué nos puede decir de Julio Robles?
-Que ha sido uno de los toreros más importantes que yo he tenido la
suerte de ver y la suerte de dirigir, fui su apoderado durante diez
años, a él le quedó la espinita de no haber podido actuar aquí en la
Monumental de México, pero también creo que los mexicanos se
perdieron una grandiosa figura del toreo, porque ha sido un torero
de una calidad extraordinaria, muy completo con el capote, con la
muleta y con la espada; y viví con él diez años fenomenales,
dirigiéndolo desde el año 80 hasta el 90, que fue cuando obtuvo el
terrible percance de Beziers que lo dejó imposibilitado para el
resto de su vida, pero viví momentos muy buenos y como aficionado
saboreé el arte de Julio. El año que terminó fue para él un año
inolvidable, porque ha tenido la suerte de cazar que es su segunda
pasión, ha buscado un sistema de atarle al brazo izquierdo extendido
una tablilla al rifle con el dedo pulgar de la mano derecha, que es
el que mejor mueve, disparar y ha matado dos o tres venados y eso ha
sido para él una felicidad. En la última corrida que toreó Enrique
Ponce en Jaén, en la que cortó cuatro orejas y un rabo, invitó a
Julio Robles, lo tenía hospedado en la finca con Manzanares. A las
tres de la mañana sacó Enrique Ponce unas becerras para torear, las
toreó él y "Litri" y cuál sería la sorpresa para Ponce cuando un
banderillero le dijo: "El maestro quiere torear" y era Julio Robles,
que desde el palco gritaba que quería torear; lo bajaron con el
cochecito y Enrique le recortó una muleta para hacérsela más
liviana, le ataron un estaquillador al brazo y dirigido por el
enfermero que llevaba el carrito citaron a la vaca, ésta se arrancó
y Julio pudo darle un muletazo, después se le oyó decirle al
enfermero: "¡Venga 'Limo' crúzate con la vaca hombre! echa más para
acá el carrito que la tengo que provocar". Y ahí se arrancó la vaca
y dio su natural con la mano izquierda, le dejó muerta la muleta en
la cara y como no se vino la vaca se incorporó un poco en la silla y
le dio un pase de pecho entre el aplauso y el llanto de todos los
que veían ese momento tan emocionante. Lo cogieron en hombros y le
dieron la vuelta al ruedo en la plaza de tientas de Ponce. Después
le dijeron al maestro Robles: "¿Vamos a seguir de fiesta?" y él
respondió: "No, ya me tengo que acostar que hoy he toreado".
-Maestro algo que quiera decir a los aficionados
-Que sigan conservando esa sensibilidad que les caracteriza, ese
entusiasmo, ese amor a sus toreros, que los sigan apoyando, porque
están en un momento difícil, que hay que sacar tres o cuatro figuras
del toreo para que México siga teniendo el gran prestigio que
siempre ha tenido en el ámbito mundial del toreo, toreros de clase,
toreros de verdadera calidad, capaces de alternar con toreros de
cualquier nacionalidad que caigan por estas tierras.

Ángel Díaz de León Tinoco

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