NOVILLADA DE APERTURA DE FALLAS 2014
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Era un muchacho simple, engolillado, sin tacha y sin apenas biografía. Se vistió de azul y pisó Valencia, que es su casa, como si fuera Pedro. Es verdad que le ayudaron sus paisanos, y el presidente del festejo. Y es verdad que el lote de novillos, uno de Daniel Ruíz, el mejor presentado de este hierro, y otro de Jandilla, en castaño, se prestaron al lucimiento. Pero no es menos cierto que la virginidad del chaval me ilusionó y con ella puso a funcionar la imaginación de los aficionados, porque tratándose de novilleros, a los aficionados se nos alegran las pajarillas pensando en el futuro. Pues eso y no otra cosa significa hoy en día ser novillero: Un proyecto de futuro. Me gustó el temple con el que trasteó al encastado tercero del hierro titular. Y me gustaron los naturales que enjareto en la faena al manejable sexto, remiendo del hierro de Jandilla. Algunos de ellos gustándose, y haciendo gustar. De tener poca biografía Expósito ha pasado a escribir su primera página. A partir de ahora, con la humildad que sugiere esta digna profesión, tendría que ir escribiendo más, y la primera norma para ello tendría que ser: confianza en si mismo, cosa que le faltó en su primer novillo. Creció Jorge Expósito al inaugurar las salidas por la puerta grande del coso de la calle Játiva. Creció Jorge Expósito porque se llevó en su esportón una oreja de cada burel.
Otra oreja se llevó Fernando Beltrán. La que le cortó al cuarto de la tarde. Un toro, por hechuras, de plaza de tercera. Y por condición un novillo de mas a menos, desarrollando en ocasiones y con el que le faltó técnica para someterlo. Pero la suplió con ganas y arrojo, y grandes dosis de voluntad. Con el primero, debido a la escasez de fuerzas del de Ruíz, no se le dio importancia al trasteo.
No fue la tarde de Román. No es que el valenciano estuviera mal. No. Es que tampoco estuvo bien con el correoso jabonero que hizo segundo, destacando solo su decisión. Posiblemente dejando los nervios en el estribo hubiera tenido más amplitud de ideas. Y con el flojo pero nobletón Jandilla que hizo quinto tiró de oficio, sin llegar a romper el conjunto de la unidad que debe significar toro y torero. Pero tiene otra tarde más para sacarse la espina.
Los cuatro novillos que se lidiaron de Daniel Ruíz fueron desiguales de presentación, dos lavaditos y dos buenos, tercero y cuarto. Noblotes todos. Encastado el tercero, aplaudido en el arrastre. Los dos remiendos de Jandilla, correctos en la presencia, y dejándose en el juego. Las fuerzas del primero, quinto y sexto, deben alertar a los ganaderos.
A Román le levantó los pies el segundo. El cuarto a Beltrán. Y al banderillero Javier Rodríguez el sexto. Todos sin consecuencias mayores.
La suerte de varas una depravación para el oficio.
¡Aquí paz y allí gloria!
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