12 marzo 2014

EL DESTOREO COMO PRINCIPIO


FERIA DE FALLAS 2014.CUARTA DE ABONO.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Se han cortado cuatro orejas en la última novillada del abono fallero. Y a decir verdad solo  una con entidad. La primera a José Garrido.
El destoreo se ha instalado como principio en las escuelas de tauromaquia, entendiéndose que es en sus aulas donde se enseña hoy en día a torear. Es decir a destorear. Los recitales de mala colocación, de pico, de paso atrás, de echar la “pata” atrás para ligar a los novillos, son en conjunto orquestas que musican a la plebe lo que es el toreo moderno y supone el futuro de una fiesta caduca, que languidece mortecinamente a nuestro alrededor. Ciertamente que la materia no se crea, ni se destruye, se transforma. Pues igual que el toreo. El toreo bueno no se crea, nace por la necesidad de doblegar la fiereza de un toro, sin trampas, y no se destruye porque los mediocres profesores, ejemplificados por los catedráticos del toreo van transformándolo con sus trucos en un toreo desvirtuado, atemporal y sobre todo sintético, que rompe los fundamentos de la ortodoxia. Sin embargo, no se destruye, solo se transforma, en algo repugnante para los ortodoxos, y plausible para los advenedizos toreritos y aficionados del siglo XXI. La gente compra este toreo, igual que compraría el toreo bueno y el caro. Pero no lo conocen, porque la torería contemporánea no sabe hacerlo. Es mas, no lo practican porque es más arriesgado.
El pacense José Garrido que me ha interesado en el tercer novillo, por su frescura competitiva en quites, por su manejo del capote y toreo a la verónica, y sobre todo porque tiene un oficio bien aprendido en ortodoxia y pureza, me ha defraudado en el sexto donde se ha puesto a pegar muletazos descargando la suerte, colocándose lejos, y destruyendo toda vía positiva y esperanzadora.
Espada, el madrileño que apodera, y me temo, enseñe, César Jiménez, ha dado una clase de ratonería, propia de un avezado pega pases puesto ya en figura. Consecuencia, que no arrebata por muchos muletazos que de.
Puedo entender que no todos los chavales van a tener “ángel”. Pero si puedo pedir que sepan torear con esencia, un poco de elegancia y un mucho de técnica profesional. Esto es que se atengan a los cánones puros del toreo. La personalidad será la que tenga que ser cuando ellos se sientan dentro del alma del toreo.
Román estuvo vulgar en el primero de la tarde y un poco mas entonado en el cuarto, pero pinchó las dos faenas. Se le puede pedir mas al valenciano.
Los novillos del Parralejo, sucedáneos de Jandilla, con mucho interés. En general encastados. Con viajes largos. Con algunos amagos de rajarse, pero que se movieron en las suertes dejándose hacer ampliamente. Cuarto y sexto ovacionados al arrastre. Al quinto se le dio la vuelta al ruedo. Manijero de nombre y con el 45 en el costillar.
¡Aquí paz y allí gloria!

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