27 septiembre 2008

¡QUE LO DETENGAN!

Ventura en Málaga. Foto Pastor.

Torremolinos, 26 de septiembre de 2008
Feria de San Miguel

Toros de JUAN PEDRO DOMÉCQ, 1º y 2º buenos y nobles, justos de fuerza, y tercero y cuarto descastados. 3º se raja, 4º se queda corto. Los dos derribaron por arreones. El 4º coceaba. Y dos toros para rejones De SOTO DE LA FUENTE, que se corrieron en los dos últimos lugares, manejables. RIVERA ORDÓÑEZ, silencio y aplausos. EL CAPEA, que sustituía a Cayetano, ovación que saluda y una oreja. DIEGO VENTURA, división de opiniones y bronca.

El festejo comenzó diez minutos tarde y luego hubo deliberación porque Ventura consideraba que el piso estaba demasiado blando. Se acordó que los matadores actuaran primero.
Actuó de sobresaliente ALVARO DE LA CALLE, al que Rivera le dejó hacer un quite bueno.
Todos los toros astigordos de artificio, justificados los de rejones.
El piso estaba empachado de agua.
Se simuló la suerte de varas. Los batacazos de los picadores en el 3º y 4º toro, lo fueron por arreones de manso, no por fuerza, ni por bravura.

¡QUE LO DETENGAN!
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El personal quedó muy descontento, llegando al grado de enfadado, con Diego Ventura. Ventura es una especie rara que ya no se acuerda de cuando iba por esos pueblos de Dios a torear en las portátiles, y llega a Torremolinos, que aunque es un pueblo, tiene plaza de obra, y se cree el rey del mambo. Toda la tarde poniendo excusas, que si el piso está muy mojado y los caballos se escurren, que vayan ustedes por delante y yo cierro la corrida. Que le pasen un rastrillo para ver cómo ha quedado el ruedo.En fin que se le veían pocas ganas de agradar y así estuvo toda la tarde de cabreado. Se despachó sus toros, los dos, en veinte minutos, puso los palos reglamentarios, seis en cada toro, los asesinó con los rejones de castigo, no hizo una concesión al publico, que se metía con el y con su casta, y los subalternos de capote, torearon , literalmente al ganado, porque Ventura no quería lidiar con ellos. Con los rejones de castigo se limitó a mecharlos y a adobarlos. El respetable que acudió en poca cantidad al festejo lo increpaba y hasta se le pedía detención por faltarle el respeto al respetable. Nada más poner el primer rejón de castigo, se acercó a coger otros a la barrera y como niño mal criado espetó: “eso es lo que quiere la gente”, y la gente que lo oyó se lo tomó como un insulto y de ahí, ya, todo fue bronca y malestar. En realidad Ventura estaba mal porque creyéndose ya figura del rejoneo, capaz de llenar las plazas (lo de Ronda fue una excepción), vio en Torremolinos que no llenó y además (eso se comentaba en los tendidos por los mismos que pedían prisión para él), la cartera no se la iba a llevar tan llena como él hubiera deseado. Lo cierto es que Diego Ventura, estuvo grosero e irrespetuoso con la gente de Torremolinos perdiendo los papeles de una forma muy visible, y es que las tripas no le dejan en paz. Por cierto eché de menos en el callejón a su padre, y se comenta por las esquinas que algo no debe ir bien, pues hay quién lo ha visto en Portugal, cuando el hijo toreaba en España.
Por lo demás una corrida de pueblo, con toros altamente sospechosos de cabeza, y con toreros circenses, cuyos únicos méritos son los de llevar apellidos ilustres, que a mi entender mancillan cada tarde que se visten de luces. Rivera Ordóñez fácil y sin apreturas con su primero al que pasaportó de media buena. Y en su segundo bastante vulgar en banderillas y aliviado en la muleta con la suerte, para él, de que se le rajó el toro. Necesitó de tres pinchazos, uno hondo y descabello para despacharlo. Y el Capea, Capeíta para otros, bullidor con las telas, atreviéndose a recibir a su primera fiera corrupia de rodillas con un farol y una larga cambiada, y trasteando de aquella manera, para cobrar tres pinchazos y una caída. Y con su segundo insoportablemente vulgar. Otros tres pinchazos y una baja para una oreja de pueblo.
Lo más sensato que se vio en la tarde. Mejor, que se oyó, fue a una vieja de traje salmón, estaba la mujer de feria, que gritaba: “no está muerto pero está joío” por un toro, el primero, herido de muerte. Y a otro sabio en el tendido, que cuando más milonguero estaba Ventura, le gritaba: “ten cuidado con el cable”

¡Aquí paz y allí gloria”

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