En el día de la vuelta de Conde a La Maestranza recupero un articulo que escribí el 26 de abril del 2004. Se publicó, creo recordar, en La Tribuna de Salamanca. Aquel año Conde entró en Sevilla. Para que veamos que hasta en Sevilla hay gente "pa tó".
FIDELIDADES E INFIDELIDADES
Por Agustín Hervás
... Hay quien dice que al arte no se le puede echar la escuadra y el cartabón y estoy de acuerdo, pero eso sería justo si el toro fuera para todos el mismo, y da la casualidad que este arte de la tauromaquia depende del toro y mientras toreros ¿artistas?, necesitan su toro, toreros como Cesar Rincón lo que necesitan es el toro para mostrar su tauromaquia.
Después de Salamanca fue Nimes donde resultó ser el triunfador de la feria de invierno y lo ultimo antes de Sevilla, fue el festival de las Ventas del Espíritu Santo.
¡Y Sevilla!
La corrida de Jandilla, el toro encastado y bravo y el día, el 23 de abril. ¡Buen día para triunfar y en el día del libro, escribir una página gloriosa en esta plaza! El toreo bueno, el puro, el ortodoxo se escribe desde el cite de lejos, aguantando la arrancada del burel, parándolo, templándolo y mandándolo. Y se firma con la elegancia personal. Los tres verbos más importantes de la tauromaquia se aderezan con uno que aglutina y reúne las faenas. La ligazón. Una faena ligada, reunida, entregada, es la esencia del arte puro, repito: el ortodoxo, el de toda la vida. Ante ese toreo, el de Cesar Rincón hecho en Sevilla, nadie es discrepante, a todos conforma. Ante el otro toreo irreal, irregular, heterodoxo, mágico, como por ejemplo el del malagueño Conde, surgen las discrepancias.
Reconozco que yo soy fiel al toreo de Rincón e infiel al de Conde. He ahí la hilaridad emocional de la tauromaquia. Que uno puede estar entregado en cuerpo y alma a la ortodoxia, que es el referente, que es la cruz guía y que en un momento dado pueda cometer un pecado de infidelidad con el toreo heterodoxo. El toreo de Rincón me emociona y el de Conde me divierte. El de Rincón me ilustra, me ilumina y me llena en plenitud y el de Conde me envuelve en una dulce "tontura" que luego de visto, me provoca reconcomia, me obliga a hacer examen de conciencia, a tener dolor de mi pecado y a plantearme propósito de la enmienda, aunque después de perdonado, según manda la liturgia, me vuelva a apetecer darle un gusto al cuerpo y volver a pecar.
Pero ese camino de infidelidades sólo nos son permitidas porque alguien las provoca. Eso lo saben muy bien aquellas personas que ejercen la infidelidad. No solo es el deseo y el morbo que produce, sino que es necesario un objeto del deseo, y no siempre uno aunque quiera puede ser infiel, sino que es necesario tener con quien serlo. Eso es Javier Conde para el toreo, un codiciado objeto de deseo, una "femme fatale".
Quizás por esto sea: Por lo que necesitamos ver la ortodoxia tan a menudo; aunque nos frustremos a menudo, ¡es tan difícil ver torear bien! ; Por lo que necesitamos el toreo de Cesar Rincón, para aliviar nuestras conciencias y reponernos por el camino de la fe, la verdad y la vida.
Curiosamente esto ocurría en el templo del toreo que es La Maestranza, un templo que ungió de verdad Rincón y un templo que mancilló Conde con su magia. Si esto ocurre aquí, qué no va a ocurrir en esas plazas de Dios. ¡Que Él nos coja confesados!
Pero no sólo de pan vive el hombre sino que además en La Maestranza defraudaron los cebadas y los guardiolas, los cuadri y Leandro Marcos ilusionaron, los victorinos bonitos y en victorinos y Paco Medina echó una muy buena corrida de toros con la que Jesulín estuvo como en un tentadero, Castella pitado y Tejela asfixiado.
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