Papá quiero ser torero: -¡Vamos hijo, no sabes lo que dices -¡ Le contesta su progenitor, el chico insiste en que quiere intentarlo, y buscara la complicidad de sus hermanos/as, tío o padrino, con el fin de vencer la primera negativa del cabeza de familia, enterado de cuantas adversidades supone ser torero.-Pero entre unos y otros, acaban minando su firme voluntad-, y, este termina firmando los permisos paternos, e ingresara en la Escuela Taurina. Comenzando así ilusionadamente los primeros escarceos en esa zozobrante y casi "imposible" carrera del arte de torear.
El joven alumno, contacta con los trebejos, los toca, siente emoción, mira a los demás aspirantes. Alguno más veterano, ya debuto con la vaca o becerro, estos bromean con él, y le contaran de sus nervios ante la vaquilla en su primer tentadero, también le aconsejaran, cada uno a su manera, para que el bisoño aprendiz no defraude a sus mentores, familiares y amigos. Llegara un día a su casa alborozado y nervioso, relatando sus progresos en la escuela. "(Papá, Mamá hoy he toreado con la muleta, él director me dice – así, así, vas bien chaval-)" y duerme soñando con que llegue otro día para que se fijen en él, aunque sea para corregirle. Ha comenzado una ilusión, una trayectoria, una carrera ardua, exigente, disciplinada y espinosa llena de avatares y sobresaltos.¡Pero él dijo, que quería ser torero!.Ya, comienza el mozo a sentirse así -. Ya ha debutado en el campo -. Ya tiene traje campero -. Y, de luces -. Y, capote, muleta, espada y descabello -. Ya le aplaudieron en la tienta -. Y, le han dicho, bien torero -. Tanto es así que, por las ferias, en su pueblo matara un becerro -. A partir de ahora se sentirá más torero -. Tendrá en un Mesón su peña que enmarcara sus fotos -. Su cinta de vídeo, grabara su recuerdo primero -. Continuara su carrera y, matara más becerros – "(LO VES PAPÁ, YA ME CONOCEN, SOY TORERO)".
Pero, suele ocurrir, una tremenda y oscura realidad. Una realidad amarga y cruel a la cual debe enfrentarse, entre los deseos de gloria, y la carrera que no pudo terminar. Es muy doloroso ver la cara de un chico joven que aporto toda su ilusión, animo en un sueño de implacable brevedad. Aun así gracias "chaval" por haberlo intentado, por haber demostrado la primera prueba de valor, él dirigirte a tu padre y decirle. ¡Quiero ser torero!.-
Fermín González.-
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