01 abril 2008

DECEPCIONANTES CEBADAS

La Maestranza, por Erpacomuro

DECEPCIONANTES CEBADAS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.

SEVILLA, 08. Toros de Cebada Gago, descastados. Aplaudidos el primero y sexto en el arrastre. López Chaves, silencio tras dos avisos y silencio; Luis Vilches, silencio y ovación; César Girón, silencio y palmas

Los cebadas defraudaron en La Maestranza. Salvador "Cebadita" debe tener un disgusto enorme que en nada le beneficia a su edad. Urge por lo tanto una inminente reunión para ver que se hace con la ganadería. La casta por los suelos. La presentación terciada, excepto el cuajado quinto. Los pitones del tercero con altas sospechas de fraude. En fin, el consejo de administración de la empresa, es decir, padre e hijo, o sea, los Cebadas, deben empezar a tomar decisiones. Si esto les pasa en una plaza del norte, los hunden a broncas. En Sevilla, no, en Sevilla no se abronca, en Sevilla se le tocan las palmas en el arrastre al primer toro.

Quizás las palmas al primero fueran para molestar al salmantino LÓPEZ CHAVEZ, que se dejó ir la oportunidad de pegarse uno de los arrimones a los que nos tiene acostumbrados, ya que el toro pese a su genio mantuvo la emoción. Lo que ocurrió fue que la olla no cocía, aquello no ardió. Luego con los aceros no le pillaba el punto y a punto estuvo de ver el toro en el corral. El cuarto tuvo posibilidades, el más claro en la embestida. El de los viajes más largos, pero Chávez se despegaba, tomaba sus precauciones y no le pillaba el manejo a aquello. Tal así que por el izquierdo lo llevaba y lo traía pero sin convencer. Es como si el de Salamanca hubiera acudido a La Maestranza por la cara, para no cobrar. Lo que parece evidente es que Chávez se ve acomodado. Con la temporada hecha y no quiere perder corridas. No quiere arriesgar.

LUIS VILCHES no parece un torero elegante y aún está por ver si es un torero que va para figura, o por lo menos de los del montón. Es verdad que su primero no le dio opciones, aún así le arrancó algunos muletazos al hilo de las tablas a donde el rajado se fue. Pero al quinto debió aprovecharlo en las primeras arrancadas y el chaval se dedicó a tomar sus precauciones, luego, ya tarde, no le quedó más remedio que pegarse un atragantón inútil.

No parece tener mala facha CESAR GIRÓN, toda la tarde estuvo tranquilo, con sosiego, poniendo la cabeza antes que el corazón y buscando hacer los trasteos con pureza. El tercero le hizo sudar y lo hizo embestir en las tablas. El sexto, otro toro con posibles, embistió cuando el torero se quedó en el sitio. Y ahí, lo ligó, le dio los toques oportunos y le enjaretó media faena hasta que el toro dijo nones. La cruz de la espada con dos pinchazos sin soltar y otro hondo más un descabello le impidieron otro premio mejor que el de la ovación.

¡Aquí paz y allí gloria!

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