FALTA PONCE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Luis Francisco Esplá ha escrito de José Tomás que desde que reapareció se ha negado a ser objeto de las maquinaciones empresariales que someten despóticamente a los toreros en beneficio de sus intereses.
Hemos de entender que los empresarios inician negocios para ganar dinero, por consiguiente es lícito que sus argumentos vayan dirigidos a tan loable fin. Son quizás los medios que se ejerciten para que el argumento sea justo, lo discutible al empresariado. Por ejemplo las luchas obreras a lo largo de la historia se han encargado de aportar ética a los desmanes del capital. Pero en el caso del negocio del toreo la cosa cambia, que yo sepa, salvo algún caso puntual desde la creación de las asociaciones de profesionales, no se puede denominar lucha obrera a las reivindicaciones de los subalternos, ni mucho menos a las negociaciones entre apoderados y empresas para ajustarse.
Ese ejercicio de ajuste entre ambas partes no deja de ser un ejercicio romántico pero que en bastantes ocasiones se convierte en injusto. Esplá lo ha llamado maquinación empresarial.
No sé si por maquinación, injusticia, o falta de ajuste, Enrique Ponce se ha quedado fuera del abono almeriense y por lo que veo también de los de San Sebastián y Salamanca. En realidad no pasa nada, o al menos eso dicen los taurinos, las plazas van a estar ahí. No se sabe, en los tiempos que corren no se sabe.
Parece ser, esto de hablar del dinero de la gente es irreverente, que Ponce ha pedido, sobre su tarifa de la temporada pasada, un tanto por ciento más, que Oscar “Chopera” no puede pagarlo. No porque no se lo merezca, sino porque la cosa económica está crítica. A partir de aquí se pueden hacer las lecturas que se quiera, pero la primera es que Ponce no torea en las plazas de Los Choperas porque no es un torero que interese, en este momento, de lo contrario, como ocurre con José Tomás, todos a sus pies.
Pero hay una consideración más que probablemente al capital no le interese, pues se sabe de la frialdad de la moneda, y es el sentimiento, ese que produce el roce, ese que le ha quedado a la afición almeriense con este torero. El matrimonio de Ponce con Almería, siempre ha trascendido a la mera relación profesional. El torero de Chiva se ha imbricado en las instituciones almerienses, se ha fundido con las telas de los capotes de paseo que ha conquistado a base de arrojo, de voluntad, de inteligencia y de torería. Enrique Ponce ha sido para esta ciudad una institución considerada y él nos ha regalado siempre su afecto, su toreo, y su corazón.
Ya se sabe que la carrera profesional de Ponce no está en la cúspide, pero tampoco en la derrota.
Y el magisterio que ha venido dictando temporada tras temporada, con el tiempo se ha definido en más perfección técnica, y que al margen de gustos, ver lidiar un toro complicado a este matador, es una lección de tauromaquia.
No se si Ponce está pidiendo para no torear, e irse, sin decir que se va, yendo poco a poco. No se si el empresario no ha podido pagarle lo que sabe que ya no mete en taquilla. Todo esto entra dentro del romanticismo del ajuste, pero lo que si sé es que esta es la primera feria de Almería sin Ponce y lo vamos a echar de menos.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Luis Francisco Esplá ha escrito de José Tomás que desde que reapareció se ha negado a ser objeto de las maquinaciones empresariales que someten despóticamente a los toreros en beneficio de sus intereses.
Hemos de entender que los empresarios inician negocios para ganar dinero, por consiguiente es lícito que sus argumentos vayan dirigidos a tan loable fin. Son quizás los medios que se ejerciten para que el argumento sea justo, lo discutible al empresariado. Por ejemplo las luchas obreras a lo largo de la historia se han encargado de aportar ética a los desmanes del capital. Pero en el caso del negocio del toreo la cosa cambia, que yo sepa, salvo algún caso puntual desde la creación de las asociaciones de profesionales, no se puede denominar lucha obrera a las reivindicaciones de los subalternos, ni mucho menos a las negociaciones entre apoderados y empresas para ajustarse.
Ese ejercicio de ajuste entre ambas partes no deja de ser un ejercicio romántico pero que en bastantes ocasiones se convierte en injusto. Esplá lo ha llamado maquinación empresarial.
No sé si por maquinación, injusticia, o falta de ajuste, Enrique Ponce se ha quedado fuera del abono almeriense y por lo que veo también de los de San Sebastián y Salamanca. En realidad no pasa nada, o al menos eso dicen los taurinos, las plazas van a estar ahí. No se sabe, en los tiempos que corren no se sabe.
Parece ser, esto de hablar del dinero de la gente es irreverente, que Ponce ha pedido, sobre su tarifa de la temporada pasada, un tanto por ciento más, que Oscar “Chopera” no puede pagarlo. No porque no se lo merezca, sino porque la cosa económica está crítica. A partir de aquí se pueden hacer las lecturas que se quiera, pero la primera es que Ponce no torea en las plazas de Los Choperas porque no es un torero que interese, en este momento, de lo contrario, como ocurre con José Tomás, todos a sus pies.
Pero hay una consideración más que probablemente al capital no le interese, pues se sabe de la frialdad de la moneda, y es el sentimiento, ese que produce el roce, ese que le ha quedado a la afición almeriense con este torero. El matrimonio de Ponce con Almería, siempre ha trascendido a la mera relación profesional. El torero de Chiva se ha imbricado en las instituciones almerienses, se ha fundido con las telas de los capotes de paseo que ha conquistado a base de arrojo, de voluntad, de inteligencia y de torería. Enrique Ponce ha sido para esta ciudad una institución considerada y él nos ha regalado siempre su afecto, su toreo, y su corazón.
Ya se sabe que la carrera profesional de Ponce no está en la cúspide, pero tampoco en la derrota.
Y el magisterio que ha venido dictando temporada tras temporada, con el tiempo se ha definido en más perfección técnica, y que al margen de gustos, ver lidiar un toro complicado a este matador, es una lección de tauromaquia.
No se si Ponce está pidiendo para no torear, e irse, sin decir que se va, yendo poco a poco. No se si el empresario no ha podido pagarle lo que sabe que ya no mete en taquilla. Todo esto entra dentro del romanticismo del ajuste, pero lo que si sé es que esta es la primera feria de Almería sin Ponce y lo vamos a echar de menos.
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