LA VERDAD, LA MENTIRA Y LA SUERTE

Castella en foto de archivo. Al que tristemente se le fue el mejor toro para la muleta de la feria.

MADRID, CORRIDA DE LA PRENSA. PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS, 25 DE MAYO DE 2011

Agustín Hervás

Onda Cero Radio

Toros de Alcurrucén. Primero manejable. Segundo manso encastado con emoción en la muleta. Tercero se deja. Cuarto tardo, pero va. Quinto se pita al arrastre, manejable. Sexto parado. Sebastian Castella, oreja, silencio. Miguel Ángel Perera, silencio y silencio. Joselito Adame de México, que confirma la alternativa. Ovación en el de la confirmación. Ovación.

La verdad de Joselito Adame se hizo patente en el día de su confirmación en el sexto toro, el más parado y el que no embistió de verdad. Echó mano de recursos con los pases cambiados y de firmeza, y el publico se lo agradeció. Pero la oportunidad de su vida la desaprovechó en el toro de su confirmación pues no pasó de aseado cuando tenia que haber hecho hervir la olla.

La mentira de Castella se confirmó en el segundo de la tarde, no dio un muletazo bueno al excelente toro de Alcurrucén que embestía como una máquina con emoción. Lo malo de Castella es que ya no va a aprender. Lo que quiere decir que será siempre un torero vulgar pegapases. No tiene perdón que al tercer muletazo le quitara la muleta de la cara. ¡Qué pena de toro!! En el cuarto volvió a quitarle la muleta de la cara cuando lo llevaba enganchado, la disculpa aquí es que el animal tenia otra condición, pero en aquel, quedaron sus carencias al descubierto.

Podría decirse que Perera no ha tenido suerte en la feria, lo que pasa es que es demasiada mala suerte tener seis toros en la plaza mas importante del mundo y no acertar con la faena de alguno. En alguna ocasión he dicho que este torero no era demasiado hábil, pero su torpeza la suple con una muleta poderosa, pero en realidad su poder no se ha visto con toros que lo hubieran necesitado. Cuando pudo torear bien al tercero, le anduvo vacilón, cuando se puso rematando por arriba no supo dominarlo. Perfilero y sin ideas técnicas. En el quinto pudo, por el derecho, hacerlo mejor, pero no se centró. Y cuando ya quiso de verdad, el toro se rajó.

El ganado de los Lozano, descastado. De vareada presentación, sin rematar, solo salvándose por las caras. Los dos primeros los toros de la corrida, con mención al manso pero encastado segundo, que el publico de Madrid no debió aplaudir por manso en el caballo.

¡Aquí paz y allí gloria!