Barcelona
En este mundo tumultuoso, lleno de no pocas incertidumbres, y donde el mundo de los toros no escapa de la compulsión social que vive esta España nuestra, han comenzado de nuevo a formarse "cruzadas" en contra de la celebración de las corridas de toros, defendiendo la teoría de su abolición acudiendo a todos los tópicos consabidos, la crueldad, el bárbaro espectáculo, la tortura a que se somete a los animales, o el riesgo de perder la vida de los toreros etcétera, etcétera.
En todas las épocas, siempre hubo detractores en contra de la Fiesta de los toros. Siempre hubo, quienes pronosticaron su inminente desaparición, y sin embargo, la Fiesta continuo uno y otro siglo. Cierto que al igual que ocurre hoy, este espectáculo paso por momentos flojos, bajos y de crisis, y cierto también que antaño, cuando aun el mercantilismo no era lo principal, sus "enemigos" (aunque se aplicaban mucho) divulgaban razonamientos más intelectuales y menos vulgares e interesados que, los que hoy enarbolan la bandera antitaurina.
Siempre que uno se tropieza con un "antitaurofilo", me acompaña la esperanza de descubrir un argumento nuevo que signifique alguna originalidad, alguna idea que no haya sido ya utilizada, algún recurso polémico nuevo que nos haga reconocer nuestro error a los que apostamos por la fiesta, mostrando cualquier otro alegato que se aparte de las vulgaridades de siempre. Pero uno también tiene que acudir al argumento cien veces empleado de lo vulgar. –No... se autoriza el boxeo, la lucha libre, la caza, las peleas de gallos y otras "refinadas" formas de suprimir animales. El toro es también un animal fiero, como lo son también los hombres que por su instinto de fiereza, se matan unos a otros, será dificil rebatir estos razonamientos que se sustentan firmemente, ante los livianos, frágiles y nada originales de los antitaurinos.
Como señalo al principio, siempre ha habido cédulas, grupos, personajes, incluso partidos políticos que se oponen a la Fiesta de los toros, también a su historia y a su cultura, a su razón de ser y sentir de un pueblo, a su arraigo y a sus sentimientos. De ello, hay multitud de ejemplos. Alguno como el ocurrido en nuestra vecina Francia a principios de la Revolución; donde se aplicaron razones para que cesaran los espectáculos taurinos, a los que el pueblo acudía a presenciar en masa. Se acordó la supresión. Cesaron los espectáculos, y, los que antes eran de toros, se cambiaron en diarias y numerosas ejecuciones en la guillotina. Tiempo después se restablecieron y vinieron días en que la guillotina llego a estar parada. Tampoco se libro España de su abolición y lo fueron en tiempos de Carlos IV a instancias del príncipe de la paz o sea Godoy al que el pueblo llego a odiar por insidioso y prepotente; y además les había arrebatado la diversión favorita. Pues bien antes de que se abolieran las corridas de toros, ya se hablaba que estas estaban en decadencia grandisima. Tampoco le faltaron a la Fiesta "iluminados" y voceros en su contra, como fue el caso de Eugenio Noel (1885- 1936) un escritor mediocre y más famoso en la época por sus campañas antitaurinas tanto en la prensa, tribunas y en las mismas plazas de toros a las que asistía, era conocido de los toreros incluso, Rafael El Gallo le brindo un toro en Valencia y dando la vuelta al ruedo, le regalo el trofeo obtenido. Noel acuso recibo del homenaje en un articulo titulado _ la oreja de Amargoso – e incluía en uno de sus párrafos "El país a quien se quiere noblemente salvar, paga con esa moneda la labor de liberarlo de su vicio favorito". Fue burla de los aficionados, y quedo calificado como un personaje pintoresco. Su único libro que mereció la atención de la critica fue Las siete cucas también escribió Piel de España, Pan y Toros y panfletos contra el Rey Alfonso XIII. Algunos otros le imitarían después sin obtener que la Fiesta se resintiera un ápice. Nada volvió a ocurrir hasta el 1936. El alzamiento militar contra la República se inicio el 17 a las 17", el viernes 17 de Julio a las cinco de la tarde en Melilla. El día siguiente sábado 18 estaba anunciada en Madrid y posiblemente en otras ciudades una charlotada, con añadido musical. No se celebro. El Domingo 19 se anunciaba una novillada con ganado de Celso Cruz del Castillo, con un cartel integrado por Felix Almagro, Raimundo Tato y Pedro Codin. Se suspendió también, hubo quien no se entero de la suspensión y acudió a la plaza, estaba vacía – y alguien exclamo –¡ No ha llegado ni el Tato! – (recuerdan). Realmente la fiesta abrió un paréntesis que tan solo duro 34 días.
Hoy, como todos sabemos, se inicia de nuevo la "cruzada". Y aparece el foco en Barcelona, cuyo parlamento quiere declararse (ciudad antitaurina), una ciudad que llego a tener tres plazas de toros, con una enorme tradición taurina, histórica y cultural, y que fue de una gran importancia entre la afición, los toreros y las empresas. Pero queda muy claro, que no va a serles fácil esta tarea de romper la tradición taurina, aun quedan muchos y buenos aficionados en toda Cataluña y con el apoyo del resto de aficionados de cualquier rincón de España, seguro que la Fiesta de los toros también salvara, este escollo, de igual forma que en otras ocasiones de su historia. Tan solo hace falta que este espectáculo, vuelva a recobrar la emoción, el rigor, la seriedad, el entusiasmo y la autentica verdad. Si no fuera así, los antitaurinos habrán ganado, y no será solo en Cataluña, sino en muchos lugares de la piel de toro. Y no me negaran que, España sin ese símbolo seria la misma....
Fermín González.- comentarista de Onda Cero Radio
En este mundo tumultuoso, lleno de no pocas incertidumbres, y donde el mundo de los toros no escapa de la compulsión social que vive esta España nuestra, han comenzado de nuevo a formarse "cruzadas" en contra de la celebración de las corridas de toros, defendiendo la teoría de su abolición acudiendo a todos los tópicos consabidos, la crueldad, el bárbaro espectáculo, la tortura a que se somete a los animales, o el riesgo de perder la vida de los toreros etcétera, etcétera.
En todas las épocas, siempre hubo detractores en contra de la Fiesta de los toros. Siempre hubo, quienes pronosticaron su inminente desaparición, y sin embargo, la Fiesta continuo uno y otro siglo. Cierto que al igual que ocurre hoy, este espectáculo paso por momentos flojos, bajos y de crisis, y cierto también que antaño, cuando aun el mercantilismo no era lo principal, sus "enemigos" (aunque se aplicaban mucho) divulgaban razonamientos más intelectuales y menos vulgares e interesados que, los que hoy enarbolan la bandera antitaurina.
Siempre que uno se tropieza con un "antitaurofilo", me acompaña la esperanza de descubrir un argumento nuevo que signifique alguna originalidad, alguna idea que no haya sido ya utilizada, algún recurso polémico nuevo que nos haga reconocer nuestro error a los que apostamos por la fiesta, mostrando cualquier otro alegato que se aparte de las vulgaridades de siempre. Pero uno también tiene que acudir al argumento cien veces empleado de lo vulgar. –No... se autoriza el boxeo, la lucha libre, la caza, las peleas de gallos y otras "refinadas" formas de suprimir animales. El toro es también un animal fiero, como lo son también los hombres que por su instinto de fiereza, se matan unos a otros, será dificil rebatir estos razonamientos que se sustentan firmemente, ante los livianos, frágiles y nada originales de los antitaurinos.
Como señalo al principio, siempre ha habido cédulas, grupos, personajes, incluso partidos políticos que se oponen a la Fiesta de los toros, también a su historia y a su cultura, a su razón de ser y sentir de un pueblo, a su arraigo y a sus sentimientos. De ello, hay multitud de ejemplos. Alguno como el ocurrido en nuestra vecina Francia a principios de la Revolución; donde se aplicaron razones para que cesaran los espectáculos taurinos, a los que el pueblo acudía a presenciar en masa. Se acordó la supresión. Cesaron los espectáculos, y, los que antes eran de toros, se cambiaron en diarias y numerosas ejecuciones en la guillotina. Tiempo después se restablecieron y vinieron días en que la guillotina llego a estar parada. Tampoco se libro España de su abolición y lo fueron en tiempos de Carlos IV a instancias del príncipe de la paz o sea Godoy al que el pueblo llego a odiar por insidioso y prepotente; y además les había arrebatado la diversión favorita. Pues bien antes de que se abolieran las corridas de toros, ya se hablaba que estas estaban en decadencia grandisima. Tampoco le faltaron a la Fiesta "iluminados" y voceros en su contra, como fue el caso de Eugenio Noel (1885- 1936) un escritor mediocre y más famoso en la época por sus campañas antitaurinas tanto en la prensa, tribunas y en las mismas plazas de toros a las que asistía, era conocido de los toreros incluso, Rafael El Gallo le brindo un toro en Valencia y dando la vuelta al ruedo, le regalo el trofeo obtenido. Noel acuso recibo del homenaje en un articulo titulado _ la oreja de Amargoso – e incluía en uno de sus párrafos "El país a quien se quiere noblemente salvar, paga con esa moneda la labor de liberarlo de su vicio favorito". Fue burla de los aficionados, y quedo calificado como un personaje pintoresco. Su único libro que mereció la atención de la critica fue Las siete cucas también escribió Piel de España, Pan y Toros y panfletos contra el Rey Alfonso XIII. Algunos otros le imitarían después sin obtener que la Fiesta se resintiera un ápice. Nada volvió a ocurrir hasta el 1936. El alzamiento militar contra la República se inicio el 17 a las 17", el viernes 17 de Julio a las cinco de la tarde en Melilla. El día siguiente sábado 18 estaba anunciada en Madrid y posiblemente en otras ciudades una charlotada, con añadido musical. No se celebro. El Domingo 19 se anunciaba una novillada con ganado de Celso Cruz del Castillo, con un cartel integrado por Felix Almagro, Raimundo Tato y Pedro Codin. Se suspendió también, hubo quien no se entero de la suspensión y acudió a la plaza, estaba vacía – y alguien exclamo –¡ No ha llegado ni el Tato! – (recuerdan). Realmente la fiesta abrió un paréntesis que tan solo duro 34 días.
Hoy, como todos sabemos, se inicia de nuevo la "cruzada". Y aparece el foco en Barcelona, cuyo parlamento quiere declararse (ciudad antitaurina), una ciudad que llego a tener tres plazas de toros, con una enorme tradición taurina, histórica y cultural, y que fue de una gran importancia entre la afición, los toreros y las empresas. Pero queda muy claro, que no va a serles fácil esta tarea de romper la tradición taurina, aun quedan muchos y buenos aficionados en toda Cataluña y con el apoyo del resto de aficionados de cualquier rincón de España, seguro que la Fiesta de los toros también salvara, este escollo, de igual forma que en otras ocasiones de su historia. Tan solo hace falta que este espectáculo, vuelva a recobrar la emoción, el rigor, la seriedad, el entusiasmo y la autentica verdad. Si no fuera así, los antitaurinos habrán ganado, y no será solo en Cataluña, sino en muchos lugares de la piel de toro. Y no me negaran que, España sin ese símbolo seria la misma....
Fermín González.- comentarista de Onda Cero Radio
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