14 octubre 2008

LOS SEÑALAMIENTOS EN EL CAMPO

Miguel Criado "El Potra"

Cuando en la temporada del 2005 el entonces Delegado del Gobierno de La Junta de Andalucía Demetrio Pérez y los presidentes de la plaza de toros de Sevilla comparecieron en los medios de comunicación para explicar la principal novedad de que los presidentes, junto al delegado gubernativo y un veterinario, acudirían a las ganaderías para ver las corridas que luego deberían reconocer en los corrales, muchas han sido las incidencias y la diversidad de interpretaciones relacionadas con este asunto.

Entonces se decía que estas visitas no tendrán carácter vinculante (no se trata de un primer reconocimiento en el campo) sino que "servirían para facilitar la labor de la empresa, equipos gubernativos y ganaderos, para evitar males mayores", en alusión posiblemente a los problemas derivados de la Lengua Azul en caso del rechazo de toros en los reconocimientos y su posible sacrificio en los corrales de la plaza.

También se decía pretender "intentar unificar criterios de actuación entre los presidentes con el objetivo de mejorar el desarrollo del espectáculo, imperando sobre todas las cosas el sentido común",

Por su parte y en otra Comunidad la empresa de la plaza de toros de Valencia también pidió a los presidentes y al equipo veterinario que se sumaran a la iniciativa que el entonces Delegado de la Junta de Andalucía había iniciado para que en la temporada 2005 de la Maestranza de Sevilla se pudiera luchar contra el mal de la Lengua Azul.

A esta propuesta por parte de la empresa Ruedo Valenciano contesto un miembro del equipo de presidentes, Miguel Asensio, y un componente del equipo de veterinarios de la plaza de Valencia, Javier Mazón. La decisión a la propuesta fue la negativa para la empresa, ya que los representantes del equipo de presidentes y veterinarios, explicaban que ésta decisión debería ser aceptada de forma consensuada y ratificada por escrito por la Consejería de Interior. Decidiendo por el momento no ir a señalar toros, y manifestando que su función era ver y reconocer los toros en los corrales de la plaza y no en el campo".

Por su parte, Javier Manzón, miembro del equipo de veterinarios, ratificaba lo expuesto por Asensio y añadía que: "Por muy veterinarios que seamos no todos estamos capacitados para ver el toro en el campo. No es lo mismo ver un toro en un corral, que un ganadero te lo enseñe en lo alto de una montaña y el toro esté mirando hacia arriba o hacia abajo.
Decía que esto es responsabilidad de los veedores de la empresa y no nuestra. Es muy cómodo que nosotros vayamos y exponernos a que luego haya alguna baja de última hora y quedar bajo nuestra responsabilidad. Los ganaderos tienen sus propias artimañas para enseñar los toros y Valencia es una plaza de primera donde la empresa y sus equipo conocen el gusto de la afición valenciana y ésta es una responsabilidad que a nosotros no nos compete".

En enero del 2006 el entonces Director General de Juegos y Espectáculos Públicos de la Junta José Antonio Soriano declaraba con acertado criterio: No es un reconocimiento, ni es determinante, ni significativo en modo alguno que sea el presidente el que vaya a elegir los toros a la ganadería. Hasta ahí podíamos llegar…..El presidente potestativamente, a petición del empresario y del ganadero y en las plazas donde sea razonable por la categoría de la misma, podrá acudir al campo a ver los toros que le sean presentados. La experiencia funciono muy bien en Sevilla y para que siga siendo un éxito, es necesaria la buena voluntad de todas las partes.

Y aseguraba que cuando un presidente vaya al campo a ver las reses y luego se le presenten otros toros en el reconocimiento veterinario, o esos mismos en unas condiciones muy diferentes, lógicamente no volverá a ir.

¿Que ha fallado entonces para que el señalamiento de reses en el campo no solo no garantice nada sino que resulte hasta contraproducente al utilizarse como medida de presión en los reconocimientos y cree mas problemas que antes de existir?

¿Ha fallado la buena voluntad de la autoridad y de los veterinarios?

Que sin existir un procedimiento reglado ya que el reglamento andaluz no solo no desarrolla como hay que realizarlo, sino que ni tan siquiera existen ni constan actas homologadas ni ningún documento que acredite su realización de forma oficial, apenas unas fotos hechas con la cámara digital particular de algunos preocupados y honestos veterinarios y que cuando comparan la foto con lo que ha llegado a la plaza ponen cara de asombro y piensan para sus adentros.
“Y para eso me he metido yo 2000 Kms en el cuerpo, pidiendo días de libre disposición en mi trabajo, jugándome la vida en la carretera con un chofer de la empresa que no se como conduce, y sin un seguro de vida que me avale a mi y a mi familia en caso de accidente……. el año que viene que vaya al campo Heidi y que le tomen el pelo a S. Isidro labrador o a S. Francisco de Asís que para eso es nuestro patrón.?
Y llega el año que viene y vuelve a repetirse la misma excursión

¿Ha fallado la buena voluntad de la empresa?

Que sin discusión pone todos los medios a su alcance día, hora, coche todo-terreno de lujo, chofer, paga comida y hasta habitación de hotel si hay que pernoctar. Todo perfectamente organizado.

¿Acaso son los veedores profesionales los culpables?

Que se han rebelado contra el nuevo intrusismo profesional y han visto peligrar el pan de sus hijos en época de crisis con esta moda de ver los toros en el campo por la nueva “competencia”.

¿Entonces quien esta fallando?

Como dice usted ahora en la plaza que este toro no vale si me dijo en el campo que si?
Claro en el campo se le dijo “Este puede valer si dentro de un mes tiene mas morrillo, mas cara de toro, mas remate del tercio posterior, cuarenta o cincuenta Kilos mas y los pitones continúan “íntegros”.

O lo ultimo que manifestaba un ganadero cuando en la plaza la corrida se la echaron para atrás “He traído una tía de corrida que hasta la autoridad se asustó cuando la vieron en el campo y ahora por no sobresalir de las demás me la rechazan”. "He tenido muchas presiones con esta corrida de toros, porque estaba tan bien hecha que muchas figuras me la han pedido para otros sitios y hasta plazas de primera categoría, pero la tenía comprometida aquí".
Claro hombre en el campo estaba integra y en los corrales no. Y a saber como estaba en el campo cuando las figuras se la habían pedido y hasta se “pelearon” pero claro una semana después cuando se fue la autoridad de la finca.

Por eso ya no me cabe la menor duda, me temo que la culpa de que los señalamientos en el campo estén fallando la va a tener El Potra ultimo “veedor” que sabia de esto y que fue el “último mohicano” de aquella fiesta de taurinos serios, de hombres del toro que se hacían respetar y que con una frase dejaba en ridículo al más pintado. Genuino ejemplar de la gracia andaluza con retranca, hombre ingenioso y competente que fue testigo directo del último medio siglo del toreo y que pasó siempre desapercibido, jamás concedió una entrevista y sólo hablaba con quien conocía y aun y todo escucharle dos frases seguidas era un milagro.

Sirvan estas anécdotas para hacerse una idea del personaje

Lo que respondió a Mari Carmen Camacho cuando iba a comprarle aquella corrida de toros tan vareada, que no iba a estar en romana para la plaza de Madrid.

Miguel Criado avisó por teléfono a la ganadera de que los veterinarios la echarían para atrás: "No te preocupes, Miguel, que en un mes te la pongo gorda" le dijo la ganadera.
Y ese Potra tunante al responder: "Mira, Mari Carmen a mi edad, a mí no me la pone ya gorda ni Sofía Loren".

O la que contaba Navalon: Había en Sevilla un cronista de radio famoso por la cornamenta que le ponía su agitanada esposa. “El Potra” tenía interés en que viera y alabara a un novillero que estaba protegiendo y el cronista exigió que le mandara un taxi para ir a verlo a un tentadero. En el vecindario se formó un gran escándalo cuando “El Potra” sin pensárselo dos veces le mandó a la puerta de su casa para que lo recogiera en lugar de un taxi ¡el camión de los toros!

O la de aquella mañana de feria en los corrales de la plaza, que tras hacerse los lotes y entrar los profesionales en el recinto del sorteo, un delegado de la autoridad muy estricto, solicitó la acreditación a todos los que estaban entrando a los corrales. Al serle solicitada al Potra su nombre y filiación, cosa que le mosqueó bastante, contestó con toda seriedad y almonteña apostura:
-Mire usted mi nombre es Miguel Criado Barragán; hijo de madre legítima, y esto último lo digo porque aquí....aquí hay mucho hijo de pu...

Empezó siendo ‘El Potra’ y acabó riéndose de sí mismo cuando lo llamaban ‘Don Miguel’. Ahora seguro que desde arriba se estará riendo a carcajadas de esta nueva moda de ver los toros en el campo por la nueva “competencia”.


José Del Pino Martínez
Veterinario

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