24 octubre 2008

DE VETERINARIOS Y PRESIDENTES



TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED

Por José Cisneros

Tengo una pregunta para usted, señor Veterinario:
Como erudito en la materia, sería un placer como aficionado que de vez en cuando actuaran ustedes en coloquios taurinos, si esto ocurriese yo les sugeriría que me explicaran un punto del Reglamento que no llego a entender. Se trata del artículo 37.1. El citado artículo dice que "El reconocimiento de las reses versará sobre la identificación, condiciones sanitarias, edad, peso en su caso, defensas y aptitud para la lidia de las mismas, etc, etc. No he visto un solo informe veterinario en este tipo de plazas donde aparte del típico útil / no útil venga reflejado o paralelamente se informe al aficionado sobre la inutilidad de una res a consecuencia de la manipulación fraudulenta sobre las defensas del animal, (entre otros motivos porque salvo excepciones nunca se pone el acta de reconocimiento a la vista del espectador como ordena el reglamento). Quisiera saber si a las defensas que hace alusión este artículo se refiere a los cuernos de los toros para entendernos todos o son las defensas que diseña el propio cuerpo del animal para luchar contra enfermedades y que conocemos en los humanos como "sistema inmune", es una duda que quisiera resolver dado mi grado de desconocimiento.
Si así no fuera, deberían tomar nota de parte de un artículo del conocido periodista Miguel Ángel Moncholi: Sentados junto al Presidente en una plaza de tercera, -y quiero recordar que el 75 % de los festejos se celebran en estas plazas-, no tienen ninguna capacidad decisoria en el Palco. Vamos, que son un cero a la izquierda del Presidente. Que lo suyo es meramente ornamental con el Reglamento en la mano. Llegado el caso, habría que contar las presiones a las que se ven sometidos. "Si no lo apruebas, ya lo haré yo, que para eso como Presidente soy el que manda", amenaza un Concejal que presidía una corrida sin rubor alguno. "Estos pitones no se mandan a analizar porque no me da la gana", afirmaba otro que presumía de defender los intereses de sus votantes, o "esas vísceras no se envían al laboratorio, porque allí se van a perder y además aquí estamos en fiestas y no tengo ganas de líos", escuché decir a un Alcalde que acaba de presidir una corrida con figuras en el cartel. Todo esto aderezado con el clásico: "¡Ah! y déjame tranquilo que puedo hacer que te cesen, llamando a uno de mi partido", político, se entiende. Debían seguir luchando porque la Administración en todos los países del orbe taurino les reconozca el papel que les corresponde. Conseguir que los aficionados les vean como sus defensores frente a la picaresca de los taurinos. Obtener el prestigio que les niegan los de siempre. Organizarse para mejorar el nivel profesional. Elevar la aportación de la Comunidad científica a la que pertenecen. No quiero pensar que es que no quieren asumir semejante responsabilidad. Que sólo quieren limitarse a ir, estar y ya está. Que aceptan la humillación que provoca el papel secundario que les da la legislación vigente. Que no aceptan el reto que la sociedad les propone.
Y otra para usted, señor Presidente:
De los Presidentes solo haré una observación, si una vez leído lo anterior, no tienen nada que decir. Si serían capaces de respetar el artículo 30º que junto al resto del Reglamento vigente están del mismo modo obligados a que se cumplan y darles a su pueblo un espectáculo integro, no autorizando la lidia de reses manipuladas fraudulentamente de observarse así en los informes de los veterinarios si llegado el caso lo hicieran constar. Ordenen exhibir al público las actas de reconocimiento como exige el reglamento, de ese modo el asistente al festejo sabría quien, si presidente o veterinario ha aceptado la lidia de este o aquel toro.
Como decía "Juncal", tomen nota y ejemplo de Don Pedro Naranjo, miembro del C.N.P., (Presidente destituido y reclamado por la afición de Ciudad Real), quien explica: Ante todo, para que veterinarios y presidentes (sean policías o no) desarrollen su labor considero que han de tener, necesariamente, la condición de auténticos aficionados y, además, ejercer de tales, con lo que esto conlleva, sin olvidar acreditar una sobrada capacidad para el desempeño de sus funciones. Deben demostrar suficiente criterio, libertad e independencia como para soportar estoicamente las continuas presiones encaminadas a torcer, en demasiadas ocasiones, las decisiones tomadas con arreglo al Reglamento para beneficio de "los mismos de siempre" y en perjuicio, también, para "los de siempre": el toro y el espectador. Hay que evitar lo que se ha convertido ya en rutina, precisamente como consecuencia de una alevosa falta de afición. Supongo que la rutina a la que hace referencia es el "afeitado", o ya que hoy somos tan adictos a cambiar los términos, habría que llamarle "recesión córnea"
Señores Presidentes, el Reglamento Taurino los define como la autoridad que dirige el espectáculo y garantiza el normal desarrollo del mismo, les exige el cumplimiento exacto de las disposiciones en la materia, demuestren al aficionado que de darse las condiciones expuestas en cuanto a manipulación fraudulenta de astas, son ustedes capaces de defender al aficionado y respetar al toro, no a esa parte de público triunfalista, ni a toreros ventajistas. No priven al aficionado de la sensibilidad, la nostalgia, la seriedad, el respeto, el aroma, la verdad, el sufrir, el llanto, el disgusto, la melancolía, la locura, el miedo, la imaginación, el amor, resumiendo; la integridad y la pureza. Si estos matices se pierden, se perderá la Fiesta, una Fiesta donde debe existir la verdad, antes que los intereses personales. Como bien dijo el empresario Blas Mora en una entrevista a Tele Úbeda: "sin el público aquí sobramos todos", pues al final todos sobraremos porque parte del aficionado ya se ha retirado de las plazas, eso sí, queda y accede un público nuevo, público del mundo feliz, del ¡torero, guapo!, veremos cuando se cansen lo que aguanta el tenderete.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien traido el asunto de veterinarios y presidentes. Es una verguenza como se cachondean de los aficionados. "Luz y taquigrafos!¡YA!
Pregunto: ¿Seria bueno que en los corrales los reconocimientos, los hicieran solos los veterinarios y los presidentes? Quizas así se evitarian las presiones de los ganaderos, banderilleros, y toda esa gente que pulula por los corrales de las plazas.
Salud
El Coronel