08 julio 2007

EL SECRETO DE MIURA

SAN FERMIN. MIURA, cuarto bueno. ENCABO, aviso y silencio y silencio. RAFAELILLO, al tercio y dos avisos y al tercio. ROBLEÑO, silencio en el lote.

EL SECRETO DE MIURA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Miura tiene un secreto que guarda como nadie y los toros de Miura tienen un secreto que descubierto pone en circulación al torero que lo haga. No ha sido el caso de ninguno de los de la terna de esta corrida. El otro, el otro secreto, es el más importante. No es la primera vez que veo en el ruedo toros de Miura, que lo que menos parecen son de Miura. A excepción del volumen, bien podrían pasar por otro encaste, pongamos por caso alguno de Domecq o de Nuñez. De Nuñez mejor. Pero claro esto no se puede demostrar y además es imposible porque los libros que llevan la ganadería de la casa de Miura están custodiados por siete llaves de siete cajas impenetrables. Yo diría que los libros de sangres de Miura constituyen el secreto mejor guardado y deja sin importancia el secreto de la formula de la Coca Cola. El caso es que en la corrida salió el cuarto con diez kilos menos de los setecientos y rematado, rematado, con cuajo y con hechuras de un toro comercial que además fue el mejor embistiendo. ¡Ya digo, como un Domecq, o un Nuñez!

La corrida pareja en la presentación dio de media 671 kilos y fue una corrida que tuvo toros para el triunfo. Primero y tercero manejables. Segundo probón. Cuarto bueno. Quinto un marrajo y el sexto se dejó.

El nombre propio del festejo se llamó Rafaelillo. No porque cortara orejas y saliera en triunfo grande y fuerte. No. Lo fue por su valor y su interés en que nos fijemos en que quiere llegar a ser alguien en esto. Aunque sea matando bueyadas y corridas duras. Yo no sé que mataría en sus tiempos Pepe – Illo pero no debieron ser toros muy distintos a los de esta tarde en Pamplona. Unos sí, otros no. Y los que fueron no, juntitos enlotados se los llevó Rafael – Illo, que hizo un esfuerzo de valentía en el segundo de la tarde y en el quinto. No mató bien y no se le pudo reconocer el esfuerzo con orejas. A aquel lo despachó con un pinchazo hondo que escupió y con media arriba. A este lo avió con estocada perpendicular y tres descabellos.

Pronto se le adivinó el miedo a Encabo. En unas chicuelinas que dio quitando a su primero. Y después de esto soplidos y resoplidos, precauciones y más precauciones. Muy vulgar con los palos en los dos toros debería dejar esta suerte. ¡Claro que si la deja no lo van a contratar ni para los pueblos! No quiso hacer el esfuerzo por el pitón derecho que fue el potable del toro. Un bajonazo y tres descabellos. En el cuarto nos quedamos sin noticias del pitón izquierdo y el derecho que era bueno. Ese si lo vimos. Tomó precauciones sin hacer desaparecer de su rostro el signo del miedo. Se dejó ir el mejor toro del encierro o mejor, quiso que se fuera el mejor toro de Miura.

Las posibilidades del tercer toro fueron aplicándose por el izquierdo ya que por el derecho daba tornillazos, pero Robleño dejado llevar por un halo oscurantista, que debe ser algo que nubla la vista, ni se coscó. Otro que se fue sin torear. Con el sexto se empleó más el chaval, después que no pasaba y que quería coger la muleta a puntazos, le sacó alguna serie en redondo. Con la espada una sinfonía de errores. A este no lo mató, lo despachó con dos pinchazos y un mitin de descabellos. Al otro lo pasaportó con un metisaca en los sótanos. Dos pinchazos que escupió y media baja que provoca derrame.

¡Aquí paz y allí gloria!

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