FERIA DE ALBRIL: VICTORINO; segundo vuelta. LIRIA; palmas en el lote. CID; dos orejas y oreja, por la Puerta del Príncipe. CORTES; Saludos tercio y silencio.
EL CID FIGURA DEL TOREO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No era de indulto aunque se podía discutir, pero sí de honorífica y merecidisima vuelta al ruedo el victorino segundo. Y si este honor es para el toro, indiscutibles las dos orejas del Cid que ha estado bien, bien de verdad. Se podría discutir lo del indulto y sé que Sevilla es mucha Sevilla, pero la calidad de la embestida en la muleta, el interés del toro en las arrancadas, la emoción del animal en el recorrido, son notas puntuables, al menos para los pocos aficionados, que lo pidieron en los tendidos. Bordoñés desde que salió echó la cara abajo y se tragó limpias todas las verónicas del sevillano. En la primera vara se entregó y derribó cogiendo al caballo por los pechos. En el pequeño barullo que se formó el tono de la bravura del toro se diluyó, y en la segunda fue a la llamada del picador y cumplió bien. El quite de Cortés pasable y el toro en su tono bueno. Al primer par de banderillas acudió con tranco, el segundo lo tomó bien y el tercero tuvo que ser a la voz del banderillero. Por estas notas digo que se puede discutir, luego, lo de Sevilla que es mucha Sevilla pesa para el handicap de los indultos. Ahí queda la cosa. Pero la vuelta al ruedo no puede ser discutida por nadie, al menos con razones poderosas. Gloria pues para el Victorino. Gloria para el matador que gana estrellas de figura del toreo, primero apuntándose a estas corridas, que muchas figuras rehuyen y que si por hacer gestos las matan, las matan en provincias no en plazas como Madrid y Sevilla y el Cid, nada más que con esto reivindica su estatus de figura del toreo. Luego, el toreo, el planteamiento de la faena, de las faenas, porque fueron esta y la del quinto, el sitio, el momento, la decisión y el oficio, que haya sido educado por el mismísimo Victorino en el propio entendimiento de sus toros es una ventaja, pero también otros lo hubieran podido hacer y no han querido, y además alardean, de que nunca matarán ninguno de esta ganadería ni de la de Miura. Allá ellos con su conciencia. La del Cid, limpia como una patena, ha conquistado voluntades entre los aficionados que habíamos discutido su estatus de figura. Hoy hay que rendirse a la evidencia, que el propio torero aduce, de venirse arriba, crecerse, ante los retos en plazas de importancia. ¡Olé por los toreros machos!, ¡Olé por los toreros buenos! Más si bien estuvo con el bravo, con el Victorino de chiribitas anduvo tan profesional que ¡ojalá! alumnos de escuelas taurinas aprendan lo que es, videos en ristre, enseñar a un toro a embestir. Hacer de un toro malo, uno manejable. A ser un torero que comienza a vestirse por los pies y termina por ponerse la Montera. Si yo me siento orgulloso de haber visto esta tarde en figura al Cid, figúrense cómo se habrá sentido su padre... y esa satisfacción de hijo triunfador.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No era de indulto aunque se podía discutir, pero sí de honorífica y merecidisima vuelta al ruedo el victorino segundo. Y si este honor es para el toro, indiscutibles las dos orejas del Cid que ha estado bien, bien de verdad. Se podría discutir lo del indulto y sé que Sevilla es mucha Sevilla, pero la calidad de la embestida en la muleta, el interés del toro en las arrancadas, la emoción del animal en el recorrido, son notas puntuables, al menos para los pocos aficionados, que lo pidieron en los tendidos. Bordoñés desde que salió echó la cara abajo y se tragó limpias todas las verónicas del sevillano. En la primera vara se entregó y derribó cogiendo al caballo por los pechos. En el pequeño barullo que se formó el tono de la bravura del toro se diluyó, y en la segunda fue a la llamada del picador y cumplió bien. El quite de Cortés pasable y el toro en su tono bueno. Al primer par de banderillas acudió con tranco, el segundo lo tomó bien y el tercero tuvo que ser a la voz del banderillero. Por estas notas digo que se puede discutir, luego, lo de Sevilla que es mucha Sevilla pesa para el handicap de los indultos. Ahí queda la cosa. Pero la vuelta al ruedo no puede ser discutida por nadie, al menos con razones poderosas. Gloria pues para el Victorino. Gloria para el matador que gana estrellas de figura del toreo, primero apuntándose a estas corridas, que muchas figuras rehuyen y que si por hacer gestos las matan, las matan en provincias no en plazas como Madrid y Sevilla y el Cid, nada más que con esto reivindica su estatus de figura del toreo. Luego, el toreo, el planteamiento de la faena, de las faenas, porque fueron esta y la del quinto, el sitio, el momento, la decisión y el oficio, que haya sido educado por el mismísimo Victorino en el propio entendimiento de sus toros es una ventaja, pero también otros lo hubieran podido hacer y no han querido, y además alardean, de que nunca matarán ninguno de esta ganadería ni de la de Miura. Allá ellos con su conciencia. La del Cid, limpia como una patena, ha conquistado voluntades entre los aficionados que habíamos discutido su estatus de figura. Hoy hay que rendirse a la evidencia, que el propio torero aduce, de venirse arriba, crecerse, ante los retos en plazas de importancia. ¡Olé por los toreros machos!, ¡Olé por los toreros buenos! Más si bien estuvo con el bravo, con el Victorino de chiribitas anduvo tan profesional que ¡ojalá! alumnos de escuelas taurinas aprendan lo que es, videos en ristre, enseñar a un toro a embestir. Hacer de un toro malo, uno manejable. A ser un torero que comienza a vestirse por los pies y termina por ponerse la Montera. Si yo me siento orgulloso de haber visto esta tarde en figura al Cid, figúrense cómo se habrá sentido su padre... y esa satisfacción de hijo triunfador.
Liria ha demostrado una vez más su casta torera y su oficio con los marrajos que le tocaron en suerte, en un toreo sobre las piernas y en un toma y daca donde todas las opciones eran nulas. Mantiene su cartel y comienza a ganarse una vez más los contratos de la temporada, poco a poco, a fuerza de valentía, tesón y oficio.
Salvador Cortés no entiende a los Albaserradas de Victorino Martín. Su lote no fue el mejor pero tampoco fue el peor y hubiera podido llegar a otros registros en sus faenas de muleta de haber contado con más oficio. Le faltó templanza y entendimiento. En el sexto cuando le cogió el aire a la embestida del toro, ya era tarde, la faena devino en sosería y pesadumbre.
Los toros de Victorino Martín Andrés, correctos en su presentación. Alimañas el primero y el cuarto. Bravo el segundo, mansurrón el tercero. Quinto encastado con chiribitas y sexto manejable en este encaste.
¡Aquí paz y allí gloría!
1 comentario:
Hoy sí, hoy paz y gloria a El Cid.
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