08 julio 2024

BORJA JIMÉNEZ, APRENDIENDO A MORIR. PAMPLONA. FERIA DE SAN FERMÍN 2024.

BORJA JIMÉNEZ COGIDO POR EL SEXTO DE LA TARDE. EFE.


Y sin embargo, esta es la verdad del toreo. Un toro llamado Capitán, grande, de 630 kilos y marcado con el número 12, de la ganadería de la Palmosilla, estuvo a punto de matar a Borja Jiménez. No lo mató porque hay Dios y porque el equipo médico de la plaza de toros de Pamplona, sabe de lo que van estas cornadas en el Triángulo de Scarpa que hace años resultaban mortales.

El toro agresor, que no se sabe bien por qué fue aplaudido al arrastre pues solo se dejó en varas, cumplió sin estridencias en banderillas, y a pesar de su nobleza y repetición en las embestidas que eran bondadosas y encastadas, terminó rajándose, metió el pitón derecho, tal y como ven en la excelente foto de EFE, en esa parte tan mortal de los toreros.

Y ese fue el detalle avisador del toro, por el que nunca debió ser aplaudido al arrastre, que se rajó, y ese fue el misterioso momento en el que Borja se equivocó sabiendo que lo que hacía, pero que tenía que hacerlo: entrar a matar por segunda vez, la primera pinchó, entre las tablas y los pitones del toro. Mas lo hizo con tanta fe, pundonor y gallardía que matando, el también moría, casi, en las astas del toro.

Había una causa por la que el sevillano se entregaba a la muerte con la decisión espartana con la que lo hizo. El pundonor. La torería. ¿De qué hubiera servido haber abierto la faena en los medios de rodillas?
¿De qué haber arrancado los olés más rotundos de la tarde a un publico melifluo y beodo? 

De nada. 

El toro se había apagado en sus embestidas francas y Borja supo que se había pasado de faena, por eso pinchó la primera vez, y por eso consintió entrar a matar en ese terreno tan complicado que es el de la querencia a tablas de un toro rajado... por eso llegó la cogida... y porque Borja Jiménez se entregó a la muerte con honor.

Sobre este concepto del honor y la muerte, se sabe muy poco en el mundo. Los españoles lo sabemos porque nuestra historia está regada de sangre y muerte, de honor y amor a lo nuestro, que es principio de vida... y los japoneses lo saben porque su cultura rezuma honor y muerte por siempre.

Dos orejas le llevaron a la enfermería los miembros de su cuadrilla.

El tercer toro, vareado y avacado, tenía embestidas irregulares que no remataba, reponiendo pronto. Humillaba pero no iba hasta el final del muletazo y a veces se ponía andarín. Borja tuvo dificultades para templarlo, pero toda aquella irregularidad la suplió con entrega y técnica. La agonía de este toro fue innecesaria.

Abría el cartel Diego Urdiales que hizo un faenón al mejor toro del encierro que fue el primero y que fue aplaudido al arrastre por su casta, por su humillación y por sus embestidas repetidas y francas. Urdiales abrió la faena de forma pinturera y la planteó con un trasteo clásico, ortodoxo y a veces estético, llena de seriedad y temple, todo ello dentro de una armonía fundamental y exacta. Pero mató mal y aún se está arrepintiendo. 

El cuarto, un toro grande y vasto fue informal en sus embestidas y el riojano anduvo con oficio y disposición, y aquí si dio estocada buena.

El segundo del encierro fue un toro grande y justo de fuerzas. Iba y venía con nobleza pero no con prontitud, a causa de las mínimas fuerzas que lo mantenían en pie. Terminó rajándose. Fernando Adrián, que debutaba en Pamplona lo recibió con cuatro faroles de rodillas y en la muleta estuvo voluntarioso, con ganas pero sin rematar nada por las embestidas insípidas del de la Palmosilla.

Cortó Adrián una oreja al quinto de la tarde, un toro encastado con viaje por el pitón derecho y embestidas de más a menos por el izquierdo. Toreó bien al la verónica Fernando, y en el trasteo muleteril anduvo centrado, con oficio, serenidad y técnica. Recetó una estocada caída y atravesada y el toro murió con la boca cerrada.

¡Aquí paz y allí gloria!

4 comentarios:

Iñaki dijo...

Efectivamente, como bien dices Agustín,la grandeza de la vida y la muerte de la Tauromaquia entre un torero triunfador de dos Ferias importantes,Sevilla y Madrid,con absoluto pundonor y una querencia a las tablas sin espacio suficiente de un toro rajado en su final.
Gran faena de Urdiales a su primero.Adrián,con poder y valentía.

Iñaki dijo...

La grandeza de la Tauromaquia de la vida y la muerte,como bien dices Agustín,en la grave cogida del triunfador de Sevilla y Madrid,Borja Jiménez. Honor y Respeto a su pundonor.

Iñaki dijo...

Excelente faena de Urdiales a su primero que hubiera valido 2 orejas si no hubiera sido por su desacierto con la espada.

Iñaki dijo...

Adrián que completaba cartel muy poderoso y valiente intentando encontrar el mejor sitio delante del toro.Una oreja tras la estocada a la primera que tanto gusta en Pamplona.