15 julio 2024

COLOMBO SALE POR LA PUERTA GRANDE CERRANDO UNA FERIA DEL TORO OREGIL Y DEPAUPERADA. PAMPLONA. FERIA DE SAN FERMÍN 2024.

 La corrida de toros que cerró la feria de Pamplona, la de Miura, estuvo llena de estímulos efectistas ante una ganadería mítica, que para la tauromaquia solo tiene, eso, que es mítica, y con todos mis respetos, esa sobrevaloración no es suficiente para que el todo vale se imponga ante una realidad  que es la del toro descastado. 

Las cuatro orejas que ayer se cortaron, una Escribano, tres Colombo, no fueron ni mucho menos valedoras de la importancia de una feria, este año ayuna de afición, que ha regalado orejas con bajonazos tremendos después de trasteos insulsos y anodinos.

Este fue el primer toro del encierro. Estornino, de 640 kilos, número 51. Un toro que cumplió en varas y que a las banderillas llegó con pies, en galopes de bravo, pero que a la muleta de Antonio Ferrera llegó mentiroso. Parecía que humillaba y no pasaba. Parecía que tenía bondad y calamocheaba. El torero extremeño que sacó un capote verde homenajeando a la Guardia Civil, porfión le arrancó varios muletazos buenos y estuvo sobrado en la faena. Mató mal.

El cuarto, Chirrino, número 61 de 620 kilos, se dejó pegar sin emplearse, en las varas. En banderillas arreó, cortó y esperó. Luego en la muleta resultó manejable pero con las cosas de los miuras. Mató mal Ferrera, después de un trasteo voluntarioso con interés y experiencia.

Este toro recibido por Escribano frente a la puerta de toriles (eso no es portagayola) fue devuelto a los corrales porque al derrotar contra un burladero se partió un cuerno. En su lugar salió un sobrero de Cebada Gago, de cinco años y seis meses, marcado con el número 22. El toro, manso en varas y dando arreones en banderillas, fue descastado, buscando carne. No se empleó con peligro. Mirón y calamocheador. En este Manuel Escribano no se fue a toriles y compartió banderillas con Colombo. El primer par de Escribano, pasado. El segundo de Colombo solo dejó un palitroque. El tercer par de Escribano al violín al quiebro muy despegado. En el trasteo muleteril estuvo decidido, porfión y mató mal.
El quinto cumplió en varas ampliamente. Luego esperó en banderillas y flaqueó de las fuerzas. En la muleta tuvo nobleza, se dejó por el pitón izquierdo con bondad. Por el pitón derecho se dejó pero reponía pronto. Fue sin duda el mejor toro del encierro. Escribano se fue a toriles y puso banderillas. El primer par, pasado. El segundo fácil de dentro a afuera, y el tercero al quiebro por dentro meritorio. Comenzó la faena con pases cambiados y trajinó unos naturales buenos. Mató de una caída y le dieron una oreja.

El tercer Miura se dejó en varas, cumplió en banderillas y a la muleta llegó sin un pase, rebañando, parándose, mirando. Jesús Enrique Colombo, de Venezuela, hizo un quite por navarras y puso banderillas con Escribano. El primer par de colombo. Pasable. El segundo de Escribano, pasado. El tercero de Colombo, al violín, bajo. en la muleta estuvo dispuesto pero sin tener resultados por las condiciones del toro. Mató de estocada baja y le dieron una oreja.
Este toro cerró la corrida y la feria del 2024. De 645 kilos y de una presentación irreprochable. El trapío del toro me recordó al del encaste Núñez, con cuya sangre, dice la leyenda, refrescó Miura en el siglo pasado. Y su juego fue diferente. En el caballo cumplió mejor que los otros toros. En bravo la primera vara y en la segunda se dejó amplio. A banderillas acudió con muchos pies, arreando. Y en la muleta fue un toro interesante, que se movió y fue pronto aunque fue a menos y terminó rajándose. Colombo que le hizo un quite malo por lopecinas, puso banderillas: los dos primero pares a cabeza pasada, el tercero al violín dejando un palitroque, y el cuarto par quiso ser desde el estribo y luego cambió a de poder a poder, sin historia. En la faena de muleta anduvo aseado, entregado, con firmeza en los trazos de los muletazos. Mató de estocada caída y perpendicular y le concedieron dos orejas.

¡Aquí paz y allí gloria!



 

1 comentario:

Iñaki dijo...

Dos aspectos destacables,querido Agustín. La falta de bravura de los Miuras,excepto algún Toro,y las orejas.Ya se sabe que Pamplona valora más la rapidez y la efectividad en vez del sosiego y la pulcritud.A su favor también está el reconocimiento de la valentía del torero ante Toros de mucha envergadura de cornamenta y las dificultades creadas.Saber ponerse delante de la cara de esta clase de Toros no es fácil y Pamplona lo reconoce en la concesión de algunas orejas,pese a que las estocadas no hayan sido ortodoxas del todo.Muchas gracias por tus crónicas.Un abrazo.Seguiré participando,excepto en los viajes al extranjero donde me resultará muy difícil ver las corridas.