La corrida de toros de Victoriano del Río ha sido en su conjunto una corrida para incluirla en los anales de la casta brava del toro moderno. Con teclas, con opciones, con bravura, con mansedumbre en castada, con fijeza, con nobleza, con bondad, pero todo ello repartido con desigual proporción para no llegar al empacho.
Y sin embargo a esos seis toros (5 de Victoriano del Río y 1, sexto, de Cortés) se les cortaron tres orejas. Dos, Emilio de Justo, al quinto, y una, Ginés Marín, al tercero.
Se fue de vacío, incomprensiblemente, Castella, que dio un mitin a espadas, de pronostico reservado.
Bien presentado y justo de fuerzas el primer toro que tenía cumplidos cinco años y once meses. Se dejó en varas y cumplió en banderillas. A la muleta llegó con bondad y humillación, con viaje claro y rítmico. Por el pitón izquierdo se acabó pronto. Con este toro el francés solo estuvo decoroso.
El cuarto toro fue grande. No fue un toro armónico y falto de trapío para la plaza de Pamplona. Manseó en varas donde no se empleó y en banderillas echó la cara arriba en los embroques. en la faena fue bueno por el pitón derecho, con clase, metiendo la cara, y por el izquierdo se descompuso después de haberle dado una voltereta al matador. Castella, que hábil, cambió la apertura de la faena desde los pases de alivio a los doblones para enseñar a embestir, lo terminó metiendo en la franela con un trasteo importante. Con la izquierda empleó la técnica propia para convencerlo a embestir, pero el toro lo enganchó y le propinó un revolcón. A partir de ahí todo cambió. Se pasó de faena el matador y mató muy mal.
El segundo toro. Burraco, bien presentado. Justo de fuerzas. Se dejó en varas y cumplió con los banderilleros. Fue manejable, embistiendo por abajo y yendo largo. Con casta. Por el pitón derecho fue un gran toro y por el izquierdo fue bronco. Emilio de Justo estuvo aseado pero no rotundo. Mató de una estocada caída, le dieron un aviso y el toro sufrió una agonía innecesaria.
El quinto toro fue grande, de cinco años y siete meses. Amplio. Se dejó en la primera vara y en la segunda se repuchó, yendo de largo las dos veces. Cumplió en palitroques. En la muleta fue bueno, con recorrido y metiendo la cara. Fue un toro bravo para la muleta, y fue aplaudido al arrastre. Emilio de Justo, templó los muletazos de inicio de la faena. Se gustó, se sintió en la interpretación ortodoxa de su toreo, y administró bien los tiempos del trasteo, a veces abandonándose. Mató de estocada caída y trasera. Dos orejas.
El tercer toro tenía cumplidos cinco años y nueve meses. Derribó en el primer envite a la cabalgadura y en el segundo fue de largo y peleó bravamente. Fue con pies a palitroques y quedó para la faena con pies en sus embestidas por el pitón izquierdo, encastado, humillando, y por el derecho, codicioso, queriendo más que pudiendo. En realidad el toro mismo no se administró esas embestidas. Ginés Marín le dio distancia, ligó los naturales y en conjunto anduvo mejor por ese pitón que por el derecho que estuvo como más vulgar. Después de una estocada trasera, tendida y caídita cortó una oreja.
El sexto toro de el otro hierro de la casa, de Cortés, bien presentado, tenía cinco años y nueve meses. A la primera vara fue echando la cara arriba. en la segunda se repuchó. En las banderillas no humilló. En el trasteo muleteril s dejó sin humillar por el derecho y por el izquierdo las embestidas fueron sin fijeza. Deslucidas. Marín estuvo voluntarioso, conocedor del material que había.
¡Aquí paz y allí gloria!
1 comentario:
Un comentario crítico totalmente acertado a lo que vimos ayer en la Monumental de Pamplona.
La mención de la edad de los toros es muy importante ya que marca una diferencia resaltable.Si un toro cinqueño puede presentar dificultades para lidiarlo,qué se puede decir de un Toro con casi 6 años,rozando la legalidad para ser admitido.Un saludo,Agustín.
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