La ganadería de Jandilla dió ayer otra dimensión de ganadería moderna. Ya se sabia desde que Fernando Domecq la gestionaba, porque él a la chita callando, también creía en el toro artista.
La ganadería brava moderna española se sustenta sobre los siguientes principios: importa un bledo la suerte de varas, menos aún la de banderillas y en la muleta es donde se dice a un toro si es bravo o no.
Considerando esto. Los toros dieron buen juego en la muleta, dando igual que fueran mansos o bravos, y posibilitaron el triunfo a Roca Rey que salió por la puerta grande, y a Pablo Aguado que se llevó su orejita.
Rey dio la dimensión que esperábamos, no aportando nada más a su toreo y a la trascendencia de la tauromaquia.
Aguado estuvo en su plano estilista, no defraudando ni al público, ni a si mismo... Y menos al aficionado.
Y Cayetano estuvo como diciendo que a él este oficio le importa muy poco. Vamos que si no estuviera no lo añorariamos.
Los jandillas desiguales de presentación, mansurrones y manejables en general.
Aquí paz y allí gloria!
2 comentarios:
El ganadero,querido Agustín, no es el culpable único de la bravura y calidad del Toro. Estamos en una sociedad muy mediatizada por la cúpula de una pirámide que forman los 5 hombres más poderosos del planeta que están moviendo los hilos de la economía y el atontamiento de las personas a través de unos mal llamados medios de comunicación sobornados y entregados a la maligna Agenda Globalista 2030.
Un abrazo, Agustín.
En cuanto al comportamiento de los toreros,cada faena de Roca Rey,aunque parezca similar,tiene sus matices,formas,pases,etc..diferentes. Es como viajar al mismo lugar varias veces y no todas resultan iguales.O cómo saber utilizar la espada que ,por cierto, Roca Rey es tan certero como fue su apoderado Campuzano y también, su actual Roberto Domínguez.
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