Mesa presidencial: a la izquierda Carlos Crivell, Miguel Briones Concejal de Cultura, Manuel Martínez vicepresidente segundo del colegio y José Luis Fernández moderador del acto.
El ponente, Carlos Crivell
El ponente, Carlos Crivell
Patio del Colegio de Médicos, envidia de los patios malagueños
Cartel del Foro Médico
UN HOMBRE LIBRE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Se ha clausurado el Foro Taurino que el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Málaga ha venido organizando desde el pasado mes de octubre con una conferencia del crítico taurino del diario El Mundo que versó sobre el tan polémico tema de Málaga Plaza de Primera.
El doctor Crivell nada más sonar el clarín echó mano al capote y se fue a la puerta de toriles para recibir al toro diciendo que sí, que Málaga debía ser y es por condicionantes económico sociales una plaza de primera, y que aunque fuera por comparación, no se entendería que Zaragoza con todos sus respetos a Nicanor Villalta fuera de primera y Málaga, siendo la quinta ciudad de España, no lo fuera.
Tras el alarde de valor, el critico sevillano, confesó ser utópica su manera de considerar una corrida para una plaza de primera, pero de igual modo admitió haber mamado esta teoría desde su primera educación.
Consecuentemente a sus principios, estima que ser una plaza de primera significa tener un nivel de calidad que la distinga del resto de las plazas, y por consiguiente el toro aquí debe ser un toro de primera.
Llegada la faena al cuerpo central, y estructurada de menos a más, para dar confianza a las embestidas del toro, Carlos Crivell se echó la muleta a la izquierda hablando de las presidencias de las plazas, y a más, de las de primera: "Los presidentes deben ser neutrales y no albergar ninguna sombra de duda" para lo cual en su opinión "deben abandonar cualquier otra actividad relacionada con el espectáculo". Esto en clara referencia a Ana María Romero que como es sabido los días que no preside radia las corridas de toros. Según Crivell esta situación clara de incompatibilidad presidencial da lugar a situaciones absurdas como la de ir a entrevistar a un torero que como es natural se niega a la entrevista porque el día anterior le negó una oreja. Y dijo más: "si esta situación se mantiene es porque alguien la consiente políticamente"
Llevado ya el toro cosido a las bambas de la muleta e insistir en que el sello de una plaza de primera es el de la calidad, el conferenciante comenzó a aliñar aquello puntualizando que en esta plaza los alguacilillos no sirven para nada y que hasta colaboran en el retraso de las mulillas.
Remató la faena, como era de esperar en tan brillante lidiador, con una soberbia estocada: "En una plaza de primera, también la prensa debe ser de primera" La afirmación discurrida con cinismo despertó en el publico sonrisas de complicidad. Y mientras Carlos Crivell veía como el toro rodaba a sus pies afirmó: "En una corrida de toros la emoción la ponen el toro y el torero y de no ser así la corrida de toros será una corrida de toros minimizada".
Abrió el acto Manuel Martínez Portillo, Vicepresidente segundo del Colegio, para dar la bienvenida y presentar a los miembros de la mesa presidencial, cediendo la palabra al moderador, José Luis Fernández Torres, que fue presidente de La Malagueta, quien presentó al conferenciante como "un hombre libre que ejerce la critica taurina de una forma sincera, precisa, profunda y mordaz. Es un aficionado impulsivo y gran conversador" y añadió: "de ser juzgado me gustaría serlo por Carlos Crivell"
En el transcurso del coloquio José Luis Fernández intervino para significar que la Ley de Potestades Administrativas, conocida por la Ley Corcuera, está aún vigente y que está para resolver cualquier duda que se planteé en el Reglamento de Andalucía o en cualquiera otro de las diferentes Autonomías. Y aprovechando la presencia en el acto del concejal de cultura, señor Briones, le recordó que el Ayuntamiento es el que tiene la potestad de cambiar a los alguacilillos.
Finalmente la lúcida intervención del concejal Miguel Briones en las claras referencias culturales del espectáculo se vio ensombrecida por congratularse públicamente de que por fin el Ayuntamiento de Málaga tiene un burladero en el callejón de la plaza, dando a entender que se había conquistado un espacio que históricamente se les había negado. El señor Briones desconoce que ese espacio es un espacio que compete exclusivamente a los delegados gubernativos, que son los que disponen su administración para el mejor desarrollo del espectáculo y uso de los profesionales que en él intervienen. Por consiguiente los burladeros que ocupan ciertas personalidades políticas, sean del Ayuntamiento, Diputación, delegaciones o subdelegaciones del gobierno, que emplean sólo para lucimiento y representación de sus personas, deberían ser gestionados por la autoridad gubernativa a quien reglamentariamente compete su distribución y empleo. No es necesario recordar que en La Malagueta existen espacios, como los palcos del Ayuntamiento, o la hipoteca de entradas que por pliego, tiene la Diputación concedidas por la empresa, para que sean cubiertos en la forma y manera que estas administraciones estimen convenientes. De igual modo esos espacios podrían tenerlos el resto de las administraciones ya que históricamente en las plazas de toros los palcos eran visitados por las autoridades. Lo que no es el callejón es un lugar para las relaciones públicas y sociales. De cualquier manera habrá que reflexionar sobre este asunto con más profundidad.
Después de la clausura del Foro Taurino se sirvió un refrigerio para todos los asistentes.
UN HOMBRE LIBRE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Se ha clausurado el Foro Taurino que el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Málaga ha venido organizando desde el pasado mes de octubre con una conferencia del crítico taurino del diario El Mundo que versó sobre el tan polémico tema de Málaga Plaza de Primera.
El doctor Crivell nada más sonar el clarín echó mano al capote y se fue a la puerta de toriles para recibir al toro diciendo que sí, que Málaga debía ser y es por condicionantes económico sociales una plaza de primera, y que aunque fuera por comparación, no se entendería que Zaragoza con todos sus respetos a Nicanor Villalta fuera de primera y Málaga, siendo la quinta ciudad de España, no lo fuera.
Tras el alarde de valor, el critico sevillano, confesó ser utópica su manera de considerar una corrida para una plaza de primera, pero de igual modo admitió haber mamado esta teoría desde su primera educación.
Consecuentemente a sus principios, estima que ser una plaza de primera significa tener un nivel de calidad que la distinga del resto de las plazas, y por consiguiente el toro aquí debe ser un toro de primera.
Llegada la faena al cuerpo central, y estructurada de menos a más, para dar confianza a las embestidas del toro, Carlos Crivell se echó la muleta a la izquierda hablando de las presidencias de las plazas, y a más, de las de primera: "Los presidentes deben ser neutrales y no albergar ninguna sombra de duda" para lo cual en su opinión "deben abandonar cualquier otra actividad relacionada con el espectáculo". Esto en clara referencia a Ana María Romero que como es sabido los días que no preside radia las corridas de toros. Según Crivell esta situación clara de incompatibilidad presidencial da lugar a situaciones absurdas como la de ir a entrevistar a un torero que como es natural se niega a la entrevista porque el día anterior le negó una oreja. Y dijo más: "si esta situación se mantiene es porque alguien la consiente políticamente"
Llevado ya el toro cosido a las bambas de la muleta e insistir en que el sello de una plaza de primera es el de la calidad, el conferenciante comenzó a aliñar aquello puntualizando que en esta plaza los alguacilillos no sirven para nada y que hasta colaboran en el retraso de las mulillas.
Remató la faena, como era de esperar en tan brillante lidiador, con una soberbia estocada: "En una plaza de primera, también la prensa debe ser de primera" La afirmación discurrida con cinismo despertó en el publico sonrisas de complicidad. Y mientras Carlos Crivell veía como el toro rodaba a sus pies afirmó: "En una corrida de toros la emoción la ponen el toro y el torero y de no ser así la corrida de toros será una corrida de toros minimizada".
Abrió el acto Manuel Martínez Portillo, Vicepresidente segundo del Colegio, para dar la bienvenida y presentar a los miembros de la mesa presidencial, cediendo la palabra al moderador, José Luis Fernández Torres, que fue presidente de La Malagueta, quien presentó al conferenciante como "un hombre libre que ejerce la critica taurina de una forma sincera, precisa, profunda y mordaz. Es un aficionado impulsivo y gran conversador" y añadió: "de ser juzgado me gustaría serlo por Carlos Crivell"
En el transcurso del coloquio José Luis Fernández intervino para significar que la Ley de Potestades Administrativas, conocida por la Ley Corcuera, está aún vigente y que está para resolver cualquier duda que se planteé en el Reglamento de Andalucía o en cualquiera otro de las diferentes Autonomías. Y aprovechando la presencia en el acto del concejal de cultura, señor Briones, le recordó que el Ayuntamiento es el que tiene la potestad de cambiar a los alguacilillos.
Finalmente la lúcida intervención del concejal Miguel Briones en las claras referencias culturales del espectáculo se vio ensombrecida por congratularse públicamente de que por fin el Ayuntamiento de Málaga tiene un burladero en el callejón de la plaza, dando a entender que se había conquistado un espacio que históricamente se les había negado. El señor Briones desconoce que ese espacio es un espacio que compete exclusivamente a los delegados gubernativos, que son los que disponen su administración para el mejor desarrollo del espectáculo y uso de los profesionales que en él intervienen. Por consiguiente los burladeros que ocupan ciertas personalidades políticas, sean del Ayuntamiento, Diputación, delegaciones o subdelegaciones del gobierno, que emplean sólo para lucimiento y representación de sus personas, deberían ser gestionados por la autoridad gubernativa a quien reglamentariamente compete su distribución y empleo. No es necesario recordar que en La Malagueta existen espacios, como los palcos del Ayuntamiento, o la hipoteca de entradas que por pliego, tiene la Diputación concedidas por la empresa, para que sean cubiertos en la forma y manera que estas administraciones estimen convenientes. De igual modo esos espacios podrían tenerlos el resto de las administraciones ya que históricamente en las plazas de toros los palcos eran visitados por las autoridades. Lo que no es el callejón es un lugar para las relaciones públicas y sociales. De cualquier manera habrá que reflexionar sobre este asunto con más profundidad.
Después de la clausura del Foro Taurino se sirvió un refrigerio para todos los asistentes.
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