20 febrero 2009

REVENTAR EL MERCADO

José Tomás ensangrentado

REVENTAR EL MERCADO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

La pasada semana reflexionábamos sobre la crisis, y volvimos a recordar la teoría que sostuve el anterior año sobre la influencia de José Tomás en las ferias españolas. Dónde se anunció, pésimos carteles. Donde no, aceptables.
Es incontestable que José Tomás ha devuelto la emoción al toreo y ha devuelto público a las plazas. Los públicos lo desean. Los empresarios se lo sortean. Y él satisface a todos, toreando cuando puede y dejándose coger cuando el toro no le "sirve". Cosa que le da un sello de honradez, que le va bien. Tomás es el que más cobra, pero es el único que se deja matar en un ruedo y no se alivia. Dar la sensación de no importarle morir en la plaza, cautiva a la gente.

Recuerdo ahora una polémica suscitada el pasado mes de diciembre como consecuencia de la publicación del Reglamento Vasco, por la que algunos toreros anunciaron que no torearían en aquellas provincias, y que ese abogado oportunista llamado Joaquín Moeckel sentenció con estas palabras: "los matadores deben convencerse de que mandan en la fiesta… no se puede consentir que esto lo dirijan los subalternos y mozos de espadas…"

Se ve que José Tomás aprendió esta lección hace muchos años cuando no le fue tan bien su maridaje con Martín Arranz y decidió retirarse. Por aquellos años todos andábamos diciendo que era el mejor, cosa que luego en los despachos no supo defender el también apoderado de Pepito Arrollo. Es decir, no supo traducir la fama, en billetes.
Siguiendo esta teoría y viéndose admirado, extrañado y reclamado, el de Galapagar, durante seis años, cuando volvió, rechazó ofertas de apoderamiento de los taurinos y le dio poderes a Boix, uno que pasaba por allí, y punto. De esa manera podría controlar su economía y como consecuencia, el mercado taurino.
Y efectivamente, los dineros que gana Tomas son para él y no para los taurinos, a los que no estima demasiado. Quizás lo que Tomás no ponderó fue la negativa repercusión que a medio plazo, iba a tener su reaparición sobre la economía del toro.
Digamos antes de que sea más tarde, que este torero "mandón", manda en sus honorarios, manda en sus compañeros de cartel, manda en las ganaderías, manda en la televisión, y manda en los abonos. Es decir controla el montaje de la corrida y pone entre la espada y la pared a los empresarios. A esto se le llama mandar en la fiesta.

El año 2007, año de su reaparición, los empresarios no tuvieron capacidad de analizar el problema que se les venía encima, enloquecidos por el evento. Confeccionaron sus ferias, incluyeron a Tomás y salvaron los muebles, o perdieron poco. No ir a las grandes ferias no le importó a nadie pues la excusa estaba servida con no querer televisión y ser una temporada de preparación. Tomás al igual que Cayetano, consideran que ellos son dueños de su imagen y que las empresas no pueden negociar sus derechos.

En 2008 la confección de las ferias fue distinta. Bajo la premisa de que tener a este torero anunciado era un mérito, los empresarios no dijeron que no, pero si rebanaron los presupuestos para el ganado y para otros carteles. Dónde otros años en una feria el 45 o el 50 % de los carteles se presentaban rematados, ahora sólo se remataban el 20 %., Consecuencia, poca sustancia y mucha murrialla en la cartelería. Obviamente había un culpable: José Tomás había impuesto su ley, y bajo su aparente generosidad (por ejemplo ha financiado gran parte del festival en beneficio de Adrián Gómez), su férrea voluntad de imponer ganaderías, compañeros, no dejarse televisar, e impedir a los organizadores aprovecharse de su presencia en las ferias para vender otros carteles. No a los mini abonos, no a las dos corridas por una, etc, etc.

Parece voz popular que este año, Tomás, va a cobrar entre 280.000 y 350.000 €, según las plazas. Además impone a un torero por detrás porque ya no se fía de llenar, y aunque el torero por delante no le importa, desde luego tiene sus preferencias. El empresario echa números y no acaba de salirle las cuentas pues los aforos de las plazas son los aforos, y algunas no pueden subir el importe de los boletos, y las que suban la boletería no estarán contribuyendo a paliar la crisis. Pues con todo esto, Tomás, quiere matar los toros de su amigo Núñez del Cuvillo, que hoy por hoy son los más caros del mercado ganaderil.

Todo parece indicar que esta temporada va a ser peor aún que la pasada. Castellón y Valencia así lo atestiguan. La primera tres carteles buenos de ocho. La segunda dos carteles buenos de trece. En Sevilla otro año más no se anuncia. A Canorea no le preocupa. En Madrid, ya se verá, porque con lo que está cayendo en el gobierno de la Comunidad, de espías y de comisiones, no parece probable que "la Espe" lo imponga.

Es la ley de la oferta y la demanda. Si lo quieren hay que pagarlo, aunque se salga de todos los presupuestos. Pero da caché a las ferias. Y sin embargo ¿merece la pena?
Veamos. No creo que con las posiciones que Tomás tiene en el toreo, se le ayude a la fiesta. En realidad parece una guerra en cubierta contra los "taurinitos" que tradicionalmente se han aprovechado de los toreros. Esa forma de rebeldía, es buena, pero sería mejor ser rebelde con una causa comandada a los demás compañeros. Y con ser justos los motivos, tampoco parece que pueda cambiar nada, pues hay parámetros que no cambian. Pliegos de plazas insalvables. Compañeros esquiroles. Empresarios atrevidos. Ganaderos necesitados.
Esa ha sido otra de las teorías sobre Tomás que he sostenido, es decir, que habiendo podido cambiar las estructuras de la fiesta, se haya acomodado en el egoísmo. Si es el abuso económico, incluido el influyente para el montaje del festejo, lo que se instala en su negociación, no es el progreso de todos los estamentos de la fiesta ya que con sus excesos, no influye en que a sus compañeros les suban los honorarios, ni a todos los ganaderos se les pague lo que a Cuvillo. Más bien es al contrario. Para poder pagar a Tomás hay que quitarle dinero al Juli, Ponce, Morante, Manzanares, Castella, El Cid, por poner varios ejemplos, o como lo que ha venido ocurriendo, cumplir los pliegos con carteles a la baja.

José Tomás no solo no cambia las estructuras de la fiesta, sino que revienta el mercado taurino. De nada nos sirve a los aficionados que sea un torero de otra galaxia, si no podemos viajar para verlo. Además para más "INRI" impide ver reunidos en la cartelería a otras figuras debido a que todo el presupuesto se lo lleva el madrileño.

En consecuencia, que Tomás reviente el mercado taurino no beneficia al toreo, solo le beneficia a él, y posiblemente, de ahogar tanto a los empresarios, algún día, si antes no deja este negocio arrasado, tendrá que montar sus propias corridas, porque será mas barato, alquilarle el piso de plaza que llamarlo para que toreé.

Les diré una cosa. José Tomás es necesario para el toreo. Pero la tauromaquia necesita a Manzanares, al Juli, al Cid, del que por desgracia no se recuerda lo brillante de su pasada temporada. A Ponce y a Perera… en fin a un escalafón que con sus imponderables da luz a este arte.

3 comentarios:

El Coronel dijo...

Admirado Agustin, suscribo todo lo que tan bien explicas. Con menos arte que tu, he preparado la pagina de este mes de El Rastrillo Taurino sobre este tema de JT.
Chapeau maestro
Salud

Pacopi dijo...

Magnifico artículo. Enhorabuena.
Un saludo

Anónimo dijo...

Da gusto leer artículos así! de gente como usted es de la que me gusta aprender y empaparme. Enhorabuena.