10 agosto 2014

CURRO DÍAZ Y DAVID GALVÁN DAN CATEGORIA A LA PLAZA DE MARBELLA.

Curro Díaz


Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Vino el de Linares a sustituir a Manuel Díaz El Cordobés, y la afición ganó en el cartel. Los motivos de la ausencia quedan en los secretos inconfesables de la CIA, aunque recibir un rabo en su última actuación en esta plaza después de una cornada, eleva las pretensiones a alcanzar la ínsula de Barataria… Y Curro Díaz debutaba en esta plaza dejando constancia de la calidad de su toreo y de lo mucho que se puede hacer con tan poco. Comenzó por hacerle un quite a su banderillero Crespo, que salió apretado de un ajustado par de banderillas al primer toro y siguió con una faena de gusto y estilo en el trazo del natural, en la progresión de los muletazos, en la firmeza de la colocación y en la esencia misma del aroma que desprende el toreo de Curro el de Linares, y Díaz de Jaén. Y ese fue el mejor toro de Cayetano, encastado y boyante, porque el cuarto que fue dejándose a menos por la causa del oficio del debutante no terminó de entregarse en sus medias arrancadas, hasta que el torero se puso en el sitio y lo fue desengañando a veces empleando la técnica del codilleo que aquí lejos de ser un defecto supuso una herramienta para luego construir el trasteo justo en el tiempo y en el espacio, sobre la elegancia. Le dieron dos orejas en el primero y una en el segundo, y a los aficionados nos dio igual. Lo importante estaba hecho.

David Galván también cortó tres orejas, el presidente señor Ávila, buscando la ecuanimidad, se mereciese o no, sirvió así a los tres matadores, y todos tan contentos.

Brindó Galván a Mario Vargas Llosa que esta semana será hijo adoptivo de Marbella, y a mucha honra paisanos, porque tan locuaz y brillante defensor de la tauromaquia, jamás albergaremos entre nuestras murallas. La faena brindada porfiona ante un tercer toro que terminó parándose demasiado pronto. Y fue en el sexto, un toro con trapío de plaza importante donde le vimos a David Galván una dimensión que valida una tauromaquia exigente, y dignifica una plaza con sentido de futuro. El canario estuvo valiente ante un toro que no se entregó. Se colocó bien ante embestidas descompuestas, puso la voluntad que le faltaba al toro, haciéndolo mejor, y además toreó bien al natural. El regusto de este torero con el capote es de personal tauromaquia y a no ser por las pésimas condiciones del toro, le hubiéramos visto una secuencia de chicuelinas bajas, de tronío.  

 Ambos toreros que no son de relumbrón, como pudieran serlo El Juli o Morante, ausentes de esta plaza desde tiempo inmemorial, han venido a confirmar el buen trabajo del empresario, José Luis González, que pianito, piniato, está trayendo a Marbella toreros que pueden decir más o mucho más que ciertas figuritas que necesitan reunirse en un cartel, ejemplo, los citados Juli y Morante, y Manzanares, para entre los tres llevar a gente y justificar nóminas que los sufridos empresarios no pueden hacer efectivas… para luego después, que los pitiminís no se justifiquen. Y he ahí el mérito de ajustar a tres toreros capaces de expresar su tauromaquia en alta definición y con ello poner a Marbella en un importante lugar del circuito taurino español, y eso al margen de la concesión de muchas orejas, que sí que minoran el valor de la plaza.

El Cid es cierto que anda en fase de reencuentro, el segundo lo cogió por un exceso de confianza, pudiendo haberle hecho un fuerte costurón, que al final quedó solo en un perfecto arreglo de la taleguilla, con una buena costura del mozo de espadas. Voluntarioso en su lote con una receta de buenos naturales en el quinto.

La corrida de Cayetano Muñoz desigualmente presentada, algunos con puntas, y otros despuntados. Por presencia el sexto, por casta el primero, en general parada y si se movió fue más por la perseverancia y el oficio de los toreros, que por lo que llevaban dentro, aunque sí pelearon en el caballo, quizás porque el monopuyazo vale por cuatro, solo duró el que duró, el más encastado. El primero.

¡Aquí paz y allí gloría!
 

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