Archivo. Morante en Almería. Foto Manolo Ortega
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Morante, torero por la gracia de Dios. Así debe rezar en la
placa de la calle que el mundo del toro debe dedicarle a este sevillano
ilustre. Sevillano, de La Puebla.
Fue en el quinto toro de Juan Pedro donde el torero de la
verdad y el gusto, dejó los posos de retrechería y emoción que acompañan a la
inmensa torería de este hombre.
No se habla hoy en Valencia de otra cosa. ¡Qué digo en
Valencia! En “er” mundo. Porque el mundo ha visto torear a Morante. Es Morante
y punto y a parte. Es Morante y el resto de los toreros. Y el resto de los
toreros no quieren llegar a ser Morante porque ellos saben que el ángel (age)
solo toca a los divinos. Es decir a los que nacieron de la divinidad. Pero la
divinidad también falla a espadas, y dio la vuelta al ruedo más sentía que jamás
se haya dado en Valencia. Una vuelta al ruedo que vale un imperio. A su
primero, segundo de la tarde, jabonero, lo largaron al corral por inválido, y
el que salió de Parladé se apagó pronto. Pronto de casta porque de mala leche
no, le pegó un arreón al torero que lo llevó casi sentado en la testuz de una
punta a otra del ruedo.
Anduvo por allí un chaval que está en su vigesimocuarta
temporada de matador que abrevió tanto en el primero que hubo quien ya quería
titular la crónica PONCE EL BREVE, menos mal que luego ocurrió lo de Morante,
si no, hubiera hecho historia el valenciano. Tan peligroso vio al toro que lo
aliñó y lo mató. Lo nunca visto en este chaval. Pero, quilosa, luego se
desquitó en el cuarto, el toro mas hecho de la corrida que se dejó sin
emplearse y al que Ponce le pegó 2001 pases. ¡Contados eh, contados!
(exageración andaluza que denota hartazgo), como es natural le tocaron un aviso
toreando. Un andaluz entre valencianos le gritó “¡tequies i ya so pesao!” y los
valencianos se volvieron al gachó y lo miraron ¡con una cara!
Sin embargo, pido perdón a la facultad de periodismo por no
haber titulado el triunfo, el torero que agarró tres orejas y triunfó a golpe
de muletazo fue Daniel Luque. Uno que empieza arreando esta temporada. De
Sevilla también. Bueno de Gerena. Que en el tercero estuvo muy pinturero, muy
sevillita, con sus cositas y tal, quedando gracioso con un encastado Juan Pedro
inválido. Y que en el sexto un extraordinario sobrero de Jandilla, se partió la
camisa, enamoró al público, y armó el taco. Después podemos hablar de torear,
pero en principio esto le vale al gachó para sumar.
La corrida de Juan Pedro muy anovillada, sin rematar y faltos
de fuerzas. Destacables el cuarto y el quinto. De los sobreros dicho queda. Lo demás para el matadero.
¡Aquí paz y allí gloria!
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