ARLES, FRANCIA, DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2013: CEBADA GAGO, EJEMPLO DE BRAVURA.

ARLES, FRANCIA, DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2013: CEBADA GAGO, EJEMPLO DE BRAVURA.

Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

La corrida de toros que ha echado Cebada Gago en Arles, debe ser repasada en los videos de las escuelas taurinas. Se verá de todo, y se enseñará todo. Claro, todo el que sepa enseñarla y los otros aprenderla. El toro ni grande, ni chico, armónico. El toro con movilidad. Distinta movilidad y casta, pero creando y dando espectáculo, propiciando la emoción, y el interés.

El primero manejable, el segundo peligroso, el tercero bravo premiado con la vuelta al ruedo. El cuarto interesante embistiendo a la voz, el quito bueno, aunque basto y feo de capa cárdena clara, y el sexto encastado.

La suerte de varas otra lección para aprender en las escuelas, si se sabe enseñar, y una lección para los aficionados españoles, y para aquellos periodistas que nunca han visto una suerte de varas por derecho, y que lo expliquen bien, y que no tapen lo mal que se pica en España. Los artífices, dos picadores franceses, Gabín Rehabí que picó las cuatro entradas de lejos del tercero, y Monier que picó al sexto.

Y luego los matadores. El francés Marco Leal, demasiado verde para esta empresa, dejándose ir el lote. No dominando al sexto, pero lo más grave que no le cortara nada, al toro de la vuelta al ruedo. Tiene que plantearse mucho futuro este francés para no hacer el ridículo.

Luis Bolívar que cortó la oreja del primero y recetó dos estocadas de premio, ha dado esta tarde una dimensión desconocida en España. Con oficio, con dominio, con técnica. Y su actitud le posiciona con interés para verlo las próximas ferias.

Y David Mora, un torero puro. Sin trampas ni cartón. Jugándose la vida con el peligroso del encierro, y con el quinto toreando con ortodoxia, empaque y estética. A veces abusando del pasito atrás para lugar los muletazos, pero quitando este defecto, la pureza significó su labor.

Con la retransmisión por televisión de 20 ferias como esta cambiaríamos el gusto del aficionado y educaríamos al público en el verdadero sentido de la fiesta. Algunos pesebreros tendrían que madrugar para arrojarse a los barrancos del ostracismo, y las cosas se pondrían en su sitio, en el toro y en la prensa taurina.

¡Aquí paz y allí gloria!