29 marzo 2013

ARLES, FRANCIA. VIERNES SANTO 2013: ALCURRUCEN SE ALZA EN TRIUNFO.

ARLES, FRANCIA.VIERNES SANTO 2013: ALCURRUCEN SE ALZA EN TRIUNFO.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio


Con dos toros importantes, primero y sexto, más intenso, más encastado, más bravo el sexto. Los Lozano han vuelto a reivindicar para el toreo el encaste Núñez. No se debe olvidar que este encaste fue señero en la década de los sesenta y mediados de los años setenta del pasado siglo y en consecuencia, hay sangre bastante aprovechable para que se le pueda hacer la competencia a lo de Domecq. Se debería abrir más las ganaderías en las ferias, para que este encaste también cupiera, y contara para los triunfos, para la variedad, y para el futuro de la fiesta.

Futuro que por lo que hemos visto en Arles, tiene asegurada la tauromaquia. Francia es un país que sabe de toros, que entiende la tauromaquia y que respeta al toro bravo, principio básico para asegurar el triunfo.

De otra parte en el mano a mano presenciado hemos visto, y comprobado que el futuro de los toreros franceses, también tiene su abono en los dos representantes de esta tarde: Bautista y Castella. Jamás el toreo francés había llegado a la altura de esta época. Pero en honor a la verdad hay que significar los cimientos que se pusieron años atrás. Otros toreros como Nimeño II, el mismo Simón Casas, Jalabert, y las ganaderías de la Camarga… entre otros dieron luz a lo que hoy es sol francés.

Por eso mientras veía la corrida no dejaba de escribir: Soy español, y me gustan los toros. Y si es preciso hasta llenar la pizarra lo escribiré, por si alguien quiere sumarse al orgullo de sentirse lo que soy, lo que somos.

Ocurrieron cosas de interés en esta corrida amén de los dos toros mencionados. Que Juan Bautista estuvo bien, dando una dimensión relajada y tranquila de su tauromaquia que tantas tardes en España constriñe. Al primer Alcurrucén lo entendió mejor por el pitón derecho que por el izquierdo, pero en líneas generales muy entonado. El tercero fue sobrero de Garcigrande con el que mostró su mejor oficio y le cortó una oreja. Y al quinto de la misma ganadería le perdió las orejas porque al toro lo dejaron agonizar demasiado tiempo, y los franceses son muy sensibles a esto. Puso banderillas, uno al cuarteo bueno, otro al quiebro, regular y otro a una mano por el pecho, sin mérito. Y que Castella, sabido es, no llegará a tener nunca “àge”, aunque si valor. Trasteó con oficio al basto y feo torito del Puerto de San Lorenzo corrido en segundo lugar. Incierto toro, sin romper. Lució al cuarto de Garcigrande, cuando le dio distancia. Toro encastado que embestía descompuesto, y al que le cortó las dos orejas. Y admitió sus carencias artísticas con el extraordinario sexto. “Ca uno es ca uno”. Y también le cortó otra oreja.

Al arrastre fueron aplaudidos, primero, cuarto, quinto injustamente, y sexto.

¡Aquí paz y allí gloria!

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