VALENCIA

Foto: Archivo personal. Arrastre en Valencia.

VALENCIA
Por Agustín Hervás

Onda Cero Radio

Mañana comienza Valencia, la primera gran feria taurina española que en otro tiempo fue lanzadera de figuras del toreo y principio de carreras de toreros que sembraron buenas simientes en la afición, por ejemplo Curro romero.
Hoy Valencia pese a mantener la categoría de plaza de primera no deja de ser nada más que una plaza de provincias donde rematar un cartel conlleva la intromisión del sectarismo y de las componendas taurinas.
Entiéndase pues que esta plaza hubiera podido mantener su hegemonía, lo mismo que por ejemplo Bilbao la ha mantenido con exigencias como las del trapío del toro.
Pero Valencia ha dejado de ser exigente, si es que alguna vez lo fue. Como tantas otras plazas tiene una afición generosa y acomodaticia, que a veces, como en tantas otras ciudades, choca frontalmente con los criterios de algunos presidentes, más exigentes, comodidad, que hace confundir a los buenos aficionados y que en hechos puntuales (concesión de trofeos, admisión de corridas en los reconocimientos) lleva a la hilaridad de estos y a una mijita de desesperación. Como se verá nada que no pase en una plaza de provincias cualquiera, de categoría segunda.

Los taurinos, muchas veces aliados con los políticos recurren a lo fácil: Toros impresentables y se justifican porque aún las camadas no están rematadas. Esta temporada se adelanta la feria. Toros impresentables, por bastos, y se justifican porque no se pudieron lidiar la pasada temporada y si no entran al principio de esta se quedan colgados en las ganaderías, etc.
Quiero recordar que la plaza de Valencia fue la primera plaza intervenida por los políticos y la que, junto a la de Málaga, más dinero le ha costado al erario público. Me explico. Valencia fue la primera plaza autogestionada, cosa que personalmente me pareció bien porque los propietarios cuidarían de sus intereses explotándolos con recursos propios. Lo que no me pareció bien fue la gestión, que como era normal, se encomendó a los taurinos, que cobraban por su trabajo, y al poco control ejercido por los dueños sobre los gestores. Resultado. Perdidas. Luego, más perdidas pues tras las denuncias por las rescisiones de contratos a los empresarios adjudicatarios, indemnizaciones. En Málaga también hay que indemnizar a Vicente del Pino que recurrió la concesión de la plaza a Martín Lorca.

Así pues llegamos a la feria de este año que como se verá, en un golpe de vista, es acorde con lo que venimos manteniendo. Una cualquier plaza de provincias, siendo de primera.
Estructurada la feria en base a dos partes bien diferenciadas. Los carteles de relleno hasta el día 12 y los carteles de feria a partir del día 13. Ninguna de las partes rematada.
Bueno es que se apueste por las novilladas pues se enmarcan tres, y menos bueno el agobio de dos jornadas dobles.
De los catorce festejos programados solo cuatro son interesantes pero no rematados: Cuvillo, Barrera, José Tomás y Tomás Sánchez, el 13. Las Ramblas, Ponce, Cid y César Jiménez, el 17. El 18, Carmen Lorenzo, El Capea, Talavante y Cayetano. Y el 19, Juan Pedro, Ponce, Manzanares y Esteve. Interesantes porque guardan la confección tradicional del cartel de toros: uno que está arriba, otro que despunta y el tercero que quiere ser. Interesantes porque bueno será que Barrera vuelva a entrar en los circuitos taurinos de importancia. Ver cuanto se arrima José Tomás. Deleitarse con las capacidades de Ponce, admirar el toreo del Cid, ver como vienen esta temporada Talavante y Cayetano, y si Manzanares, después de la enfermedad, mantiene el mismo interés de la pasada temporada. No es mal cartel tampoco el de Fuente Ymbro, que como en Castellón apuesta con dos encierros, Califa, Cid y Perera. A parte de esto cosas sueltas. Los Guardiolas Villamartas de Fidel San Román y ver si López Chaves está mejor que de mediados de la pasa temporada hacia el final. El Juli si conserva su vitola de poder y cabeza. Los niños de Dámaso González y de Esplá. Infumable el cartel de rejoneadores. Mucho rejoneador. Mucho caballo. Mucho ruido.
¡Que Dios reparte suerte y que salga el toro! ¡Pero el toro, toro!