LOS CINCO ESTATUARIOS

LOS CINCO ESTATUARIOS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

MÁLAGA, Resurrección 2008. Se lidiaron tres toros de Jandilla, 2º, 5º y 6º y tres de Vegahermosa, 1º, 3º y 4º, correctos de presentación, mansurrones y manejables excepto 3º a menos, 5º parado y 6º peligroso. Cartel de no hay billetes. SÁNCHEZ, silencio y silencio. TOMÁS, oreja y dos orejas. CAYETANO, pitiitos y silencio. Al arrastre del quinto toro José Tomás fue atendido en la enfermería de una cornada envainada de 5 cm. en el muslo izquierdo que interesa el músculo abductor mayor. La presidenta del festejo Ana maría Romero, correcta, si bien se le fue la mano muy rápida en la primera oreja de Tomás, granjeándose una bronca por no concederle la segunda. Debió sopesar mejor el tiempo de entrega. Se ovacionó a los toreros al romper el paseíllo.

Pero lo mejor de esta presidenta en el día de hoy ha sido aguantar el pulso de los taurinos respecto a los toros que querían. Varios camiones cruzaron Andalucía desde el viernes y con su afición ha sabido mantener el tipo y elevar el tono de la presentación de los toros de los que, por ejemplo, hace un año se lidiaron en este día y en esta plaza.

Mi vecino de localidad, cuando José Tomás daba la vuelta al ruedo con las dos orejas, me preguntó, visto el resultado del festejo, que quien ganaba, y yo le contesté que quien ganaba era la empresa. No hay duda que así fue porque cuando las cosas se hacen bien la gente responde y la gente, en toda la jornada, respondió. Por la mañana en los rejones con lleno y por la tarde con Tomás, un no hay billetes. Luego a parte, lo artístico.

Un niño dormirá esta noche feliz. En la era de Fernando Alonso, de Raúl, de Etó y de las fiebres deportivas, que un niño salga por la bocana del burladero del seis, se acerque a su ídolo y le choque la mano, es un punto, un punto tan raro que no puedo dejar de recordarlo porque me pareció la nota más emotiva de la tarde , y eso que antes, el de Galapagar, volvió a parecer un Ecce Homo en el día de Resurrección.

Es cierto que en la tarde fría el calor lo puso este torero que nada más que hacerse presente en el segundo toro, que por cierto se nos informó que iba a ser de Vegahermosa pero salió con el hierro de Jandilla, se puso a gallear por chicuelinas poniendo la caldera a hervir y cuando cogió la muleta arreó cinco estatuarios de aquí no te menees que nos puso los higaditos en la boca. Unos le llaman a eso emoción, cuando otros lo que quieren decir es acojone. Pero por ahí debe ir la cosa porque eso es lo que le mola al espectador. Que se pase miedo en el tendido es la diferencia entre este torero y otros toreros y por eso cobra más que nadie, porque nadie llena como él. Sin embargo en este toro fue lo mejor de la tarde, por entrega, por factura y por dominio de la escena hasta que el toro se rajó y al que despachó con una estocada trasera y un descabello.
Nada valía el jabonero sucio, (otros le dicen barroso), que hizo quinto y Tomás, poniéndose una y otra vez en ese sitio dónde cogen los toros, hizo pasar susto al publico sobre todo por su empeño de pasarlo por la izquierda. Le sonó un aviso mucho antes de entrar a matar. Pero también este toro le arrancó el fajín y pudo hacerle arrancado la vida. La estocada valió una oreja. Su entrega y pundonor, otra. No seré yo quien le discuta a un torero valiente un trofeo. Luego si quieren discutimos si hubo toros, que alguno hubo, si hubo muletazos limpios, que alguno hubo aunque no los deseados, y si este, es o no es el toreo, que no es. Hoy no vi a ninguno de los tres matadores torear. Pero sí vi a un torero valiente con un toro distinto al de otras ferias y donde pudo haber alivio, hubo amor propio y responsabilidad.

El telonero Manolo Sánchez hizo su papel. Vino, y se fue sin molestar. Inseguro y sin verlo claro en el primero, despachó al cuarto con premura porque no pasaba y porque no era cosa de ponerse pezorro.

Cayetano tampoco molestó, se molestaron con él al abreviar en el sexto. Pero en realidad no defraudó ya que Armani no se despeina, por consiguiente no se podía pretender otra cosa. Además el sexto, para el que no lo viera, era un toro peligroso, y él no es Tomás. No era peligroso el tercero pero tampoco era malo. Era descastado y violento que terminó quedándose en la suerte y las posibilidades se redujeron. Otra vez será.

¡Aquí paz y allí gloria!