BIEN SEÑOR PRESIDENTE, BIEN
Por Agustín Hervás
Muriel Sánchez ha cumplido su palabra y ha preferido una sonora bronca antes de conceder una oreja bananera y paisana que se le pidió en minoría a Castaño tras finalizar su labor en el quinto toro. El cabreo que se cogió su ex apoderado Carreño fue monumental deambulando por el callejón pegando cornadas a diestro y a siniestro. En realidad no se sabe bien porqué se cabreó y no se sabe bien porque el publico se puso de uñas con el presidente porque Castaño a decir verdad bien podría ingresar en un convento para reflexionar sobre su carrera, si es que la ha tenido o si es que la piensa seguir. El segundo toro bueno y dejándose se le fue sin torear y en el quinto los alardes de valentía sin sentido fueron más atropellos que firmezas porque una cosa es querer hacer las cosas bien y otra no saber hacerlas.
El que estuvo bien de verdad fue Valverde que enjaretó una vibrante faena al tercero basado en la técnica de dejarle al que se quería ir la muleta en la cara. Con el sexto sobrado de oficio. La espada debe llevarla en ofrenda a la Virgen de la Vega para que bendecida le surta mejor efecto.
Castella, este francés con acento andaluz, estuvo mal de verdad. No es que el público estuviera frío, es que estuvo exigente con el chaval, que se presentaba en La Glorieta. Al primero no supo como meterle mano y al cuarto solo le enjaretó cuatro pases cambiaos por la espalda que levantaron la ilusión del publico, luego se paró el toro.
Los de Torrestrella mal presentados resultaron manejables y algunos buenos. El remiendo de Miranda de Pericalvo correcto en la presentación pero descastado.
Si el público de esta plaza fuera más exigente dejaría de ser cínico, aupando en la plaza a sus toreros pero luego en la calle echando pestes de ellos y además si fuera exigente hubiera aplaudido a Paco Javier en el Palco y el otro día a Cubino. ¡Pero que les voy a decir yo de ustedes mismos!
13 septiembre 2005
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