15 septiembre 2005

SALAMANCA: QUINTA DE FERIA

¡VULGARIDAD!
Por Agustín Hervás

Al final de la corrida comprendí la vuelta al toro y las dos orejas al Fandi en el primero y es que el tuerto siempre es el rey en el país de los ciegos. Cuando hay tanta vulgaridad como la de ayer en La Glorieta cualquier cosa que galope y cualquiera que mueva la muleta al ritmo acompasado que impone un toro bobo y chochón nos parece cosa fuera de lo común y a decir verdad ni el toro mereció la vuelta a ruedo ni el torero las dos orejas.
La corrida del Capea fue una corrida a modo para el niño, correcta en la presentación, con algún torito anovillado como el segundo y todos ellos muy flojos y rayando la invalidez, también todos ellos hermanitas de la caridad, buenos, nobles, manejables, chochones, bobos y más el tercero que parecía educado en casa por su amo: “¡Valenciano, vente aquí, no acoses a mis hombres!” y el toro obediente se fue al burladero junto a Pedrito.
Pedrito es un torero vulgar. Se dice que está aprendiendo pero cuando se aprende la vulgaridad, el toreo del ir y de venir el toro, el muletazo del acompañamiento uno no sabe muy bien si su maestro le habrá enseñado a torear de verdad, a lo peor es que los toros no merecían ese esfuerzo porque como eran de casa casi daba pena torearlos o porque los toros bien educaditos en las embestidas de carril no merecían ser toreados bien.
Vulgaridad en el Fandi que no puso un par de banderillas como Dios manda, con su espectáculo de saltimbanqui alegró al publico y con la muleta pegó dos petardos de órdago a la grande pero si estuvo vulgar con el primer toro que fue el más bravo, con el cuarto anduvo de vergüenza, muy mal, me dio la impresión de que ya tiene ganas de acabar la temporada pues realmente está atorado.
Y el niño de Manzanares manda… manzanas, torpe, ciego, despistado, como si aquello fuera un juego de carretón, insulso, insípido, incoloro e inodoro. Al quinto le pegó un sainete de escándalo y al segundo todo lo que le hizo fue sin importancia. Quizás lo que no tenia importancia eran los toros, o quizás fuera que la realidad supera a la ficción. Que cuando se juega al toro y no se sabe con lo que se juega, se cometen errores que el de verdad no perdona.
Con algunos defectos en la colocación de la espada se mató bien toda la corrida. Fue una injusticia darle dos orejas al granadino y la vuelta al ruedo a un toro con un puyazo aunque este lo tomara en bravo y fue un orgullo, aquí se quitó la espina el presidente, oír las broncas que Muriel aguantó en el palco, que por otra parte fueron de lo más taurino que se vio en la tarde, porque esas broncas dignifican a la presidencia y al honor de la fiesta y aunque parezca lo contrario ayudan a tamizar la humildad de Capea que ayer la convirtió en orgullo.

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