11 julio 2012

FORTES RINDE LA PLAZA DE PAMPLONA

FORTES RINDE LA PLAZA DE PAMPLONA

Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Jiménez Fortes (burladero.com)
Llegó Jiménez Fortes con sus huestes a las puertas de Pamplona y llamó. Iba desmonterado en señal de respeto y humildad, para que los propios no intuyeran las intenciones. Los infantes, caballeros y menestrales a sus ordenes esperaban impacientes el asalto. El, no. El, calmo y cierto. Fiero y compuesto, fue poniéndole a las puntas de las lanzas que amenazantes le acosaban, bordones y lazos, caireles y sedas, redondos y naturales, taleguillas bordadas, desdibujadas, descosidas y remendadas. Los moratones de sus muslos consolidaban, fuerza, valor y perseverancia. Ganó las dos batallas y rindió para Málaga a Iruña, la Pamplona navarra.

Le tocó a Jiménez Fortes un lote bastante potable de Fuente Ymbro, el sexto más huraño y descompuesto al que planteó una faena de antiguo. Abrió con ayudados por alto, luego lo confía en el engaño en el centro del ruedo dándole distancia y aguantándole ciertas miradas desaboridas, sin una duda, sin un jipido ante las tarascadas. Menos claro en las embestidas por el pitón izquierdo, y menos acople, pero firmeza y voluntad en el trasteo y poderosa quietud, que desarman al toro, que podido se raja. Cortó una oreja después de una estocada defectuosa que asoma y dos descabellos. Y otra cortó en el tercero, más claro toro por noble y bueno que le rompió la taleguilla al salir durmiéndose de un pase de pecho. Aceptable con el trasteo en redondo y desconcertante al natural, no vio las distancias, no por las ganas, sino por las prisas que Fortes tenía de triunfar, y resolvió, resolvió con el poder de su quietud y el arrimón. Pamplona rendida, la plaza conquistada.

Rubén Pinar también cortó oreja del quinto, un bello ejemplar de Gallardo que tuvo un buen pitón derecho que el torero manchego no supo dimensionar. El pitón izquierdo difícil porque el toro daba tornillazos y se iba de la suerte. Buena estocada. En el segundo anduvo voluntarioso con un toro noble que se quedaba corto, soso pero bueno que no calaba en el personal.

Sucumbió Cesar Jiménez a la veteranía que le dictó caminos distintos a los que debió tomar en sus trasteos. Es cierto que el toro que abrió plaza resultó incomodo en sus embestidas, distraído y sin emplearse, queriéndose ir, pero el madrileño no se acopló. Con el cuarto no es que no se acoplara sino que estuvo pareciendo estar muy fuera de esto, parafraseando, aquello de Santa Teresa, queriendo sin querer estar en mi.

La corrida de Fuente Ymbro muy bien presentada y variada en su juego, desde el soso jabonero corrido en segundo lugar, al encastado sexto, pasando por la nobleza del tercero y quinto.

¡Aquí paz y allí gloria!

1 comentario:

Juan ignacio arruabarrena dijo...

Los toros de Fuente Ymbro magníficos.Los toreros,en cambio,no estuvieron a su altura.Un saludo,Agustín.Juan Ignacio Arruabarrena