17 marzo 2012

DESCONCHONES TRAS LA FACHADA

DESCONCHONES TRAS LA FACHADA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

A veces no es mala solución aguantar, a pesar de la crisis, los toros un año más, si con ello ganamos en hechuras, en presentación, en trapío. Fernando Domecq puede, tiene dinero, y con ello principalmente gana el respeto para los aficionados de plazas de primera. Ya se que en el fondo y en la forma, esto que escribo al de Zalduendo le da igual, la fama precede a cualquier comentario de un parvulario que intenta aprender las normas del toreo moderno y que se resiste a olvidar aquello que le vio a grandes toreros e insignes ganaderos, y escuchó a buenos aficionados y periodistas de los que aprendió a escribir y a decir lo que siente. Pero lo que hoy a Fernando Domecq le ha supuesto una bienvenida a una plaza de primera, por presentación, por juego no le ha valido. Un año más en un toro, siendo bueno para unas cosas, no lo es para otras, o al menos eso es lo que dirían aquellos que desoyen el refranero, aquel que decía: “el toro de cinco y el torero de veinticinco”. En realidad si un toro ha de ser bravo, con tres, cuatro o cinco años, lo es. Porque en el toro si que importa el fondo además de la forma.

Cualquiera que lea esto y no haya visto la corrida de hoy en Valencia podría pensar que salieron seis zalduendos descastados e intoreables, y no es así. Digamos que había desconchones tras la fachada porque el fondo de los toros fue indefinido, que es aún más grave que ser manso, o dejarse. El primero no rompió. El segundo salvó los muebles, fue bueno y lo aplaudieron al arrastre. El tercero manejable con un punto de sosería. El cuarto autista, solo embestía a la voz. El quinto a su aíre. El sexto mentiroso, hacía como que quería pero no iba franco, y se acabó.
Manolo Ortega
No me ha disgustado el catedrático Ponce. En ambos toros hizo un ejercicio de responsabilidad, sabedor de su oficio y de su voluntad férrea. De compromiso con su destino universal y claro con su cátedra.

De Sebastian Castella no se puede decir que haya estado mal, pues a su aire templó con suavidad las embestidas del que fue el mejor toro del encierro, el segundo, y fiel a su tauromaquia se pegó un arrimón antes de matarlo. En el quinto puso firmeza y emoción, en un trasteo en el que tuvo que buscar el equilibrio entre las fuerzas del toro, por lo que se defendía, y la presión de querer saberse el triunfador. Se le pidió la oreja después de una estocada defectuosa.

No me ha gustado Saldivar. Algunos tropezones de los toros han puesto notas de interés en el público que luego no vio satisfechas las expectativas con los trasteos. Mal con los aceros, como casi todos los matadores, no se acopló con el tercer toro y en el sexto le superaron más las ganas que las posibilidades del burel.

¡Aquí paz y allí gloria!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conque "No me ha disgustado el catedrático Ponce. En ambos toros hizo un ejercicio de responsabilidad, sabedor de su oficio y de su voluntad férrea. De compromiso con su destino universal y claro con su cátedra."
¡Sonamos! ¡Atiza! Como para no volver a poner las zapatillas en este b-l-o-g.
Pero contará siempre con la amistad sincera de Lupi Flamingo.

malagueto dijo...

Despues de leerle dos veces, ahí arriba y ayer,la verdad es que me desconcierta.
Me parece que de toreo puro y de toros en general, sabe bastante poco.
Puede que sea aficionada/o postmoderno, de esos que piden orejas y puertas grandes hasta para los areneros...

Saludos

Anónimo dijo...

Ufff, teniendo los enemigos dentro no hacen falta los antitaurinos. Tostón de solemnidad la corrida.

Y no soy un robot pero para demostralo no hace falta desfigurar tanto las letras que a veces es imposible saber lo que pone