LAXITUD
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Normal que después de tanto hubiera tan poco. Bueno tan poco relativamente lo que pasa es que la afición esperaba más del cartelazo. Después de tanto arrebato, la laxitud. Lo primero y principal los toros. Garcigrande y Domingo Hernández, tanto monta, no es una ganadería de Madrid. Es de provincias y de pueblos. A los toros de ayer les hubieran puesto un piso de haber sido lidiados en Guadalajara, pero en Madrid no. La corrida mal presentada y muy falta de todo, pero el publico tragó porque el cartel era el que era y pareciase que era el día del club, aunque pagando ¡claro! Primero manejable. Segundo con picante. Tercero se deja. Cuarto noble pero soso. Quinto sin fondo. Sexto bueno.
Lo primero que habría que preguntarse es si lo de Talavante ayer fue un bajón emocional o será así su futuro profesional. A lo primero, habría que contestar que un torero en Madrid no debe permitirse tonterías y a lo segundo habría que contestar que es posible que la dimensión del chaval sea en la corta distancia, ahogando los toros y provocando la irregularidad del toreo que es maltratar, por encimismo, a la bestia. Se verá, pero lo que se adivinaba en Sevilla en Madrid se convirtió en decepción.
Lo segundo que habría que preguntarse es si Madrid con Castella comienza un idilio de amantes, porque el regalo de la oreja me pareció como esa prenda de amor que deja el complacido al complaciente en una mediocre corrida en noche pasional.
Lo tercero que habría que preguntarse es qué le va a pedir Madrid al Juli después de la lección de tauromaquia en San Isidro, porque en esta corrida se le volvió a examinar cual chaval nuevo en esta plaza.
No sé pero no acaban de convencerme las rarezas de esto que sucede en la plaza más importante del mundo. A veces se pasan y otras no llegamos. ¿Será verdad eso de que en el termino medio está la virtud? No sé, no sé.
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