EL INDULTO UN MAL PARA LA FIESTA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
En la redacción de los avisos han metido los letrados del Reglamento andaluz una sopa de letras que hace casi imposible su compresión pero lo más importante es que si un matador esta bien con el toro y no entra a matar, los avisos y la retirada al corral siguen igual que ahora, pero en el caso de que un matador no vea claro al toro y quiera quitárselo de en medio pronto o que entre a matar a partir del séptimo minuto del inicio de la faena, el primer aviso será pasados tres minutos de la primera entrada a matar y luego de otros tres, el segundo y de otros dos el tercero.
El reglamento sancionará a los mulilleros si esperan a enganchar a la res para con este motivo y ante una petición de oreja, echarle encima el público al presidente. Todos hemos sabido de sobornos a mulilleros para aguantar a la concesión de la oreja antes de arrastrar al animal.
Sin lugar a dudas el indulto se ha vendido por la propaganda del reglamento como un logro importantísimo para la tauromaquia siendo para mi entender lo más nefasto del reglamento. El indulto se ha generalizado en todas las plazas y se le ha dado carta de naturaleza a lo que ya venía haciéndose en todas las plazas hasta con becerros. Para aguantar el marrón, Soriano ha visto conveniente justificarlo con un preámbulo que no se lo cree ni él, y es que no se entiende como se hace cuestión reglamentaria preservar "la raza y la casta", no estando estas amenazadas como por razones obvias pudiera estar en América, y aunque se matiza que en especial se tendrá en cuenta para el indulto el comportamiento del animal en la suerte de varas, al publico que es de donde parten los abusos, no le interesa la suerte de varas entre otras cosas porque nadie se ha encargado de explicar bien al neófito lo necesaria que es, de manera que la masa lo pedirá solo por la buena faena. Que lo solicite el torero no es justo pues es parte interesada en el beneficio, por pura propaganda, y que lo pida el ganadero será un problema porque lo que va a ganar en publicidad lo va a perder en dinero pues ha de devolverle al empresario lo que pagó por el toro ahora indultado. De manera que se prevé otro conflicto de intereses entre ganaderos y empresarios debido a que a estos últimos les interesa más que a nadie que se indulten toros. En realidad esto del indulto es un fiasco al propio ganadero porque no justifica el hecho la publicidad adquirida con la mediocridad que se le supondrá cuando se indulten toruchos en plazas de tercera. Si un ganadero necesita de ese tipo de indultos en plazas de tercera mal ganadero será pues todos sabemos con qué trapío se lidian esos toros en estas plazas.
En lo concerniente a las devoluciones, el reglamento andaluz nos hurta la lidia del toro manso porque el espada se justificará con el articulado que alude al estado de toreado de los toros para solicitar al presidente su devolución y aunque se especifica en la norma que la mansedumbre no será condición para devolver, habrá que saber antes quien es el doctor que determina la mansedumbre de un toro, más si cabe, en estos tiempos en los que el publico no entendiendo nada más que de sacarle rentabilidad y satisfacción a su dinero protesta esta condición.
Lo hice cuando la ley Corcuera y lo vuelvo a hacer ahora, protestar por la prohibición de ocultarle al niño la verdad de nuestro espectáculo, que no es otra sino la de la muerte del toro, y que se impide en los espectáculos cómicos, por donde paradójicamente comienza la afición. Si hurtamos la verdad de la tauromaquia, cultivamos engaños y una fiesta adulterada que luego no es la que verá de mayor, y además, transformará en fiesta delicada y sensible hasta el punto, como ya ocurre en ciertos sectores, incluso en medios de comunicación del aparato, que piden que al toro no se le mate.
02 mayo 2006
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