12 mayo 2006

LAS VENTAS PIERDE EL NORTE

LAS VENTAS PIERDE EL NORTE
Por Agustín Hervás

A los toros de Victoriano, bien presentados pero sin excesos, les faltaba remate por detrás. Cumplieron en varas sin alardes de bravura y pasaron el tramite del segundo tercio sin alharacas para llegar a la muleta: el primero como un regalito, el segundo que no tenia mal son se fue apagando hasta llegar a no interesar, el tercero que no tenía fuerzas rayaba la invalidez, el cuarto se dejo en bueno, el quinto no rompió y el sexto encastado tuvo buenas embestidas aunque nunca se entregó. Decir que del Río echó una buena corrida de toros es perder el norte en el análisis que debe hacerse de la plaza más importante del mundo. Decir esto no es demeritar la ganadería debido a que otros mulos más importantes se han visto en Madrid pero sí lanzar una advertencia sobre lo que el aficionado pide de los toros. Por suerte o por desgracias este año ya ha puesto el listón muy alto Adolfo Martín de lo que debe ser un toro bravo en las Ventas.
Que en la segunda de la feria Isidril hubiera una puerta grande y dos orejitas más, me parece una pasada de campeonato por cuenta del publico venteño que ha perdido el norte de lo que debe ser la exigencia en la plaza número uno. Creo firmemente que en otra época las cuatro faenas premiadas hubieran sido merecedoras de sendas vueltas al ruedo con mucha fuerza igual que creo que las orejas fueron pedidas más por el efecto de las estocadas que en sí por lo realizado.
Los méritos de los chavales fueron más por la voluntad de estar que de hacer porque aunque hicieron no lo hicieron con la rotundidad que debe exigirse en la plaza que en teoría debe valorar y premiar excepciones, consentir normalidades y despreciar vulgaridades.
Encabo estrelló su voluntad en el primero contra el viento y estuvo bien en el cuarto donde dio una dimensión distinta a lo que nos tiene acostumbrados. El toro no era el toro bravo de Adolfo, que se le fue en la Feria de la comunidad debido a la afectación sicológica de torear estos toros y por lo tanto pudimos verlo casi como en un tentadero.
La virtud de Jiménez fue la de matar bien a sus dos toros lo demás no fue para triunfo aunque sí para reconocimiento. A Jiménez le ayuda más el ser el protegido de un hijo de la comunidad, como es Pepito Arroyo, que su propia concepción del toreo, que aunque en periodo de transición aún no ha encontrado su norte. No cuajó el segundo toro que no tenia mal son, o por el toro o por el torero y en el quinto se la jugó con ganas y a pesar de esto que es lo menos que un matador de toros puede hacer delante de un astado, no es, en mi criterio, suficiente para que se le pida una oreja y se le conceda. Si el listón se baja tanto en la primera plaza del mundo figúrense lo que ocurrirá en las plazas de tercera. Por eso no entiendo tampoco la oreja de Gallo que si me apuran fue la más justamente conseguida porque la faena al sexto fue buena, resolviendo y buscando el ritmo y el tono del Gallo que todos esperamos. Con el tercero apuntó queriendo disparar siempre pero no tuvo pieza.

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