DIARIO DE LA RESISTENCIA: Por los caminos de la historia
Por Agustín Hervás
La anochecida en Málaga invita al paseo, al olor de los azahares y a sentir el tiempo que va desde el final de la jornada laboral a la reunión de la resistencia como un intervalo de vida, que se introduce en los pulmones como aire que vitaliza la memoria. Aquí en la Malagueta hay memoria, mucha memoria y los caminos recorridos por la historia están presentes en cada una de las calles que la circunvalan en cada uno de sus arcos y en cada una de sus puertas. Sólo la herida que las taladradoras han abierto sobre el cuerpo de los centenarios corrales de la histórica plaza, en tres subterráneos pisos, rompen la reserva melancólica y romántica sensación de gran plaza, que ha recogido la sangre de tantos toreros y vertido a la historia la bravura de toros imborrables para nuestra memoria.
La resistencia bulle esta noche en recuerdos del pasado adornados como crónicas de sociedad en algunos tratamientos, por eso los caminos que esta noche emprendemos nos revuelven el futuro con el pasado. La muerte de Manolo Camará trae muchos recuerdos porque los caminos de la historia fueron distintos a partir de la alianza entre esta familia y el monstruo por definición que fue Manolete. Ya nadie de la resistencia puede decir que lo vio, sin embargo las memorias que nos dejaron los otros recuerdan esta alianza entre el padre del hoy día fallecido y Manuel Rodríguez.
Es verdad que en aquella época el toro era escaso de todo porque junto a las imposiciones de esta pareja que cambió el apoderamiento de rumbo, el hambre no permitía que los toros fueran como hoy los conocemos. Por eso da más rabia, según el proceso de la historia, ver los que están saliendo en Sevilla en esta misma temporada, sospechosos cuanto menos, impresentables los más. La resistencia que ve fotos ha visto, impreso y repartido las que se están publicando en los portales taurinos. No se entiende bien para que van los presidentes al campo si luego sale lo que sale por los chiqueros.
Los resistentes de la trinchera médica han elogiado la labor de Juan Pedro Luna en las enfermerías de la provincia y por ello ven con buenos ojos que sea el primer pregonero del Colegio de Médicos malacitano. Luna es un vivo recuerdo de los caminos de nuestra historia que son los que reescribe Javier Conde pues siguiendo sus actuaciones, un retrechero trincherista dice que aprende geografía con él: Villaluenga del Rosario, Villarrubia de Santiago, Beas de Segura, que por cierto es un pueblo de la provincia de Jaén.
La historia que nos ha llevado a presenciar cambios en las presidencias no solo en Andalucía – Sevilla, Teja y la nueva presidenta - sino también en Madrid donde surgen conflictos entre delegados y presidentes, algo que con probabilidad se extenderá a todas partes. La historia cuyos caminos nos han llevado a comprender pero a no entender aquel complot de los presidentes contra José Luis Fernández Torres. Aquellos dos nuevos entre los que estaba un intimo colaborador de Fernández que bajo el signo de la traición, quiso ocupar el palco de la Malagueta, más por vanidad que por afición. Paco Ortíz, pequeño y orondo Vellido Dolfos de la policía malagueña, levantó el arma de la envidia contra alguien que tantas veces le salvo hasta la vida.
La historia de la Málaga taurina tiene un antes y un después del pliego de condiciones que la Diputación sacó para concursar las empresas. Un pliego al que fueron llamados para su redacción dos miembros de la prensa de la capital y que aconsejaron unos artículos leoninos, para unas empresas reacias a su concurso, tanto que tuvieron que llamar a algunos para que presentaran un paripé. Los diputados echaron a Manolito Martín Gálvez, los políticos, mal orientados, sacaron un mal pliego, para que solo pudiera ser atendido por amigotes. Así se sumió la Malagueta en la época más ominosa, la que correspondió a la intervención política en la fiesta y la que favoreció al actual empresario, el ínclito Marqués de Fuengirola, a quienes tiene cogidos por la entrepierna. Porque según la inteligencia de la resistencia hay fotos que comprometen a Pendón y a Fraile y viajes en los que han sido vistos con el empresario. Un empresario por cierto que está muy mosqueado porque hay movimientos en la casa Conde, para que Simón Casas se haga con La Malagueta. La resistencia ve con buenos ojos esta posible operación y la apoyaría. La lucha en las trincheras es ya muy dura y algunos miembros acusan el esfuerzo, y aunque el francés no es la mejor opción si es la más buena para terminar con el periodo ominoso del Marqués.
Los marqueses suelen ser gente que se rodean de personajillos mamporreros para que les saquen de puros atolladeros. El mamporrero mayor del marquesado malagueño es aquel al que la plebe, siempre tan acertada en su crítica a la nobleza zafia, llama El Zapatones, un personajillo cainita que va preguntado por ahí sobre la futura reforma de la centenaria plaza de toros, que esta rico podrido y que le va racaneando los mil duros de asesor taurino a su marqués.
Y las cosas de la historia, los asesores que de Málaga han sido y son. Aquellos Pedro Mesa y el Ferroviario trincones por necesidad ya que no tenían donde caerse muertos; y los nuevos: Miguel Sánchez, Juanito Méndez y el ganadero Pozo Torres, vendidos a la empresa. Pocas diferencias en la ética que subida a los caminos de la historia, han mancillado.
Sin embargo es verdad que la resistencia en el poder del recuerdo que le confieren todos los activistas que se reparten en las trincheras tienen esperanzas de que uno de los bastiones singulares taurinos como es la Unión de Abonados sea regido en el futuro por uno de los miembros más aptos, Paco Porras sería un buen presidente y muchos aficionados estarían dispuestos a ofrecerle su apoyo y ayuda. La tesitura de la Unión de meterse en el tinglado para el que a veces lo requieren y que no es otro que hacer vida social o romper con ese chovinismo como diciendo hasta aquí hemos llegado, debe ser tomada con mucha prudencia para elegir un camino acertado. Hay que estar donde a uno lo llamen, con las condiciones que uno mantenga, guardando la cortesía del invitado. Pocos en la Unión quieren responsabilidades. La Unión de abonados de Málaga fue importante cuando más guerrilleros eran sus miembros, pero cuando aceptaron entrar en la vida social, y los políticos la intervinieron sibilinamente, callaron voces, una de ellas la de Juan Sánchez Tentor al que amenazaron de despido. Juan fue presidente de la Unión y funcionario de la Diputación.
La resistencia se ha visto en la noche de hoy ilustrada por un miembro de la CIA que ha contado cómo los caminos de la historia alimentaron el futuro que hoy vivimos en la tauromaquia de la ciudad. La época en la que Joaquín Jesús Gordillo proclamaba cínicamente a Málaga como gloriosa ciudad mientras peloteaba con Juan Cano, un advenedizo a lo taurino con el solo fin, conseguido hoy como otro mamporrero de Martín Lorca, de sentarse en el callejón. Era la época en la que "la coja", apodo sustentando por el vulgo sabio, montaba la corrida de la Cruz Roja, de la que supuestamente se llevaba pingües comisiones por trafico de toros, y que por más INRI hacia alarde de su histeria en el ruinoso restaurante Antonio Martín. Allí una noche delante de testigos como lo eran Pedro Villagrán, Gaspar Jiménez, el apoderado de Ortega Cano, profirió gritos de "estoy histérica" cuando supo que los toros no se lidiarían por impresentables y ello fue después de una copiosa cena en la que se intentó coaccionar al presidente del festejo.
Este miembro de la CIA que tan buen servicio presta a la inteligencia de la resistencia nos paseó en el final de la noche por los caminos de la historia de La Malagueta cuando Antonio Nadales tomó las riendas de la plaza después de la muerte del padre de Manolito, que le decía a Manolito que por estar en la ruina todas las temporadas tenia que pedir unos avales, subyugando con ello la voluntad del joven empresario. Eran los tiempos de Quiqui, de Quesada, que quiso ponerle el dinero antes que Nadales equivocándose Manolito en la elección. De su primo Juani que terminó suicidándose después del cambio de empresarios. Un Manolito que bien aconsejado citó un día a su verdugo para iniciar la temporada y cuando Nadales comenzó a llorarle con el asunto de los avales, Gálvez, apoyado por otro grupo de empresarios: Mayorga, Salas, Conde; se los arrebató de las manos y lo hundió en la miseria y en la tinta de sus cuadros porque a Nadales le gustaba pintar.
.- Manolito nunca perdió los papeles cuando las cosas le iban mal en la plaza. Los otros si los perdían con facilidad – nos dice – Nadie quería a Nadales, una vez Antonio Ordoñez que lo tenia en las taquillas lo echó de la plaza de toros de Estepona. Se quedó blanco cuando Ordoñez, con aquel genio tan característico le dijo, usted deje la maleta ahí – la maleta de la recaudación – y salga por esa puerta.
Los caminos de la historia han llevado a muchos toreros al olvido y también a la misericordia de la que viven el Monaguillo al que próximamente le van a dar un festival para que pueda comer algo. Manolo Segura, aquel matador malagueño que más veces paseó en volandas las calles de su ciudad y otro que no es de Málaga pero al que la resistencia quiere mucho, Rafael de Paula.
28 abril 2006
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