En aquellos años había una piña entre los compañeros de la prensa y las asociaciones taurinas para defender la dignidad de la plaza de toros y del toreo en general ante la dictadura de la "cosa" taurina que manipulaba cualquier sector del toreo. De ahí la reacción violenta contra nuestro ya desaparecido Rafael Mellado, que dicho sea de paso significó mucho en el mundo periodístico taurino de Málaga.
Al final, los poderes fácticos políticos, a los que nunca (salvo excepciones) les interesó comprometerse con la realidad del toro, y los periodistas pesebreros, terminaron por liquidar la Asociación de Informadores Taurinos de Málaga, (primera en Andalucía y en España) y por fortalecer el continuismo degenerativo del toreo, dando protagonismo a los serviles taurinos en connivencia con los políticos serviles, llevando a la tauromaquia al estado nimbólico actual.
ESTO NO ES UNA INOCENTADA. ES HISTORIA.
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