10 febrero 2013

EL COMPROMISO DEL BRINDIS


EL COMPROMISO DEL BRINDIS

            Bien es sabido: que una de las cualidades importantes de "Joselito", era la prontitud que tenia en ver los toros. Nada más; aparecer estos por toriles, el menor de los "Gallos" intuía el toro de faena y lucimiento, o el de aliño.
            Tal es así, que en una ocasión, un gran admirador suyo, que lo seguía allá donde hiciera el paseíllo, tenia empeño en que el torero le brindara un toro. Jose se lo prometio; y el admirador compró un magnifico capote de paseo, para regalárselo como agradecimiento del brindis. Pero se sucedían las corridas en Madrid y provincias, y Joselito no cumplía lo ofrecido. El seguidor se impacientaba, pero la disculpa siempre era idéntica.
            - “No ha podido ser. No ha salido el toro para torearlo a gusto, como Ud. se merece”.
            Al fin, una tarde. Joselito se dirigió a la barrera que ocupaba tal señor; y montera en mano, le dijo:
            -¡” El toro es muy gueno amigo. Va por Ud. que es buen afisionao-¡”…
            Joselito obtuvo clamoroso triunfo. Si no hubiera visto el toro, no hubiera estado seguro de el, no lo hubiera brindado; cuestión que, antaño no se prodigaban con la frecuencia que hoy se hace.
            Hoy como tantos otros detalles de la Fiesta, el brindis ha desvalorizado. Se brinda por brindar, por salir de un compromiso, por atender un ruego, por arrancar unos aplausos. En la plaza ya no corre aquel runrún que se percibía antes ¡lo va a brindar, va a quedar bien! No faltaba el agorero sabiondo que pronosticaba ¡"sa… equivocao"! "el toro no esta pa brindarlo". Por esa razón de que el toro no esta para brindarlo, los brindis no se prodigaban y, escasamente se hacia al publico desde el centro del ruedo.
            Hoy brinda el torero, sin contar para nada con el toro, ni con sus fuerzas y decisión. En muchas ocasiones, en demasiadas, no procuran ni siquiera hacer faena, y los espectadores extrañados, y un tanto desilusionados se preguntan. ¡A que habrá brindado para luego no querer ni verlo! Pues, brindaron por rutina, por ese afán de imitación que aqueja hoy a la fiesta, por ese afán de querer ser torero en todas partes y en todos detalles, menos frente al toro.
            Se ha perdido el gesto de,- cuando se brinda-, al terminar la breve perorata arrojar la montera por detrás del cuerpo y de espaldas a las tablas. Ahora la colocan en un pilar de la barrera como quien cuelga el sombrero, o la entregan al mozo como algo que le estorba. Cuando brindan a personalidad o amigo, doblan el torso cerca del brindado, como comunicando algo que los demás no interesa que se enteren. (“-Te brindo la muerte de este toro, porque me lo ha dicho mi apoderado, pero no te lo tomes a mal, el toro no me gusta, le voy a dar unos trapazos y atizarle una media en el chaleco”). Ocurre también, que algunos brindados son muy tímidos, y, otros jactanciosos. Los primeros, se levantan con pereza, contraídos como si les doliera el espinazo. Los jactanciosos, ya están de pie antes de que llegue el matador; y mira a todos anunciando.”-Es a mi, solo a mi, al que va a brindar”-. Y sonríe como una “vedette” empinándose sobre la punta de los pies.- Ahora menos; pero antes servidor se fijaba mucho en estas cosas.- otros tiempos claro.-

            Fermín González.-comentarista onda cero radio- Salamanca.

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