VA POR TI "MANUE"

Manuel Díaz "El Cordobés" en Torremolinos

Mandó callar la música y se puso a torear al natural, unas veces mejor, otras peor, pero los muletazos encadenados llevan la firma de un hijo que brindaba, como siempre, al padre ausente. Dijo para que todos lo oyéramos, "va por ti Manué" y Manué aunque no lo oía estaba presente en cada muletazo que daba El Cordobés, por hechuras, por composición y por cómo vaciaba las embestidas. Fue el tributo en una tarde, que como la del pasado domingo en Marbella, resultó ser de buen toreo al natural.

Y El Fandi. Tengo dicho que el peligro de ver toros en plazas de tercera categoría es el de ver toritos de aquella manera, pero a los toreros se les puede ver más relajados porque fuera de presiones se muestran como son. El toro sexto de la tarde, por cierto el único animal digno de llamarse toro pese a la mutilación cornúpeta, tenia casta y empuje. Velocidad de salida que se mostró en el capote del granadino que le enjaretó una serie de verónicas de las de la pata palante que porque yo estuve allí, acompañado por cierto de Pastor, testigo ocular y fotógrafo, para confirmar que no miento, pero aquel lancear fue de los mejores que este año se hayan visto en plaza alguna. Hasta se gustaba. Luego con la muleta y pese al empeño del natural, con corrección todo y algunos bastante buenos. Sin importancia el trasteo al noble tercero por ser un inválido.

El mejor lote fue para El Cordobés, el peor para Javier Conde. Lo intentó según su sabiduría de todas las maneras posibles, y unas veces por si, otras por si no, y las más porque aquello no iba, la cosa se quedó en suspenso, pero con la gente metiéndose con el torero y el torero contestando. Debe ser la edad, y con la edad ya se sabe que uno se anda más prudente y aguanta menos... tonterías.

La corrida de Apolinar Soriano, chica en los tres primeros toros y en los otros tres desigual, con la buena presentación del sexto. Los pitones para estudio en la facultad de veterinaria para enseñar como podría ser un cuerno afeitado, o para rejones. Muy justos de fuerzas, con el encastado sexto sobresaliendo.

¡Aquí paz y allí gloria!