Foto de la web de El Pilar
Feria de San Fermín 2011. 13 de julio. Pamplona. Toros de la ganadería de El Pilar. Primero manso. Segundo, embiste a oleadas, se echa, descastado. Cuarto, que se apagó. Quinto que debió ser cuarto, noble pero apagado. Sexto sin clase. El Cid silencio y silencio. El Fandi, palmas y silencio. Daniel Luque, ovación que saluda y silencio.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.
Feria de San Fermín 2011. 13 de julio. Pamplona. Toros de la ganadería de El Pilar. Primero manso. Segundo, embiste a oleadas, se echa, descastado. Cuarto, que se apagó. Quinto que debió ser cuarto, noble pero apagado. Sexto sin clase. El Cid silencio y silencio. El Fandi, palmas y silencio. Daniel Luque, ovación que saluda y silencio.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.
En un ejercicio de imaginación veo cruzarse en el patio de cuadrillas, al terminar la corrida, a Moises Fraile y a Alfonso Navalón, y este se acerca a aquel y con la guasa cínica que le caracterizaba al azote del taurinismo, le espetaba: "¡vaya mansada que has echao hoy¡" y Moisés aceptando la derrota le asentía con la cabeza. Esta fotografía hubiera sido posible de vivir Navalón, porque a parte guerras provincianas, entre ambos había respeto y si me apuran, salvando las diferencias rivalidad como ganaderos. Y además hubiera sido un gesto noble por parte de Moises, pues este callo no borra las tardes de gloria que ha venido dando esta ganadería. Con todos mis respetos al Cid, algo pasa. Es verdad que no hubo opciones con el manso primero pero con su segundo debió haberlas a poco que las cosas se hubieran hecho bien. Y no las hicieron, sobre todo en varas donde el picador hermano de Espartaco le tapó la salida al animal y se lo cargó en la suerte. Se hubiera pensado que había sido un complot entre la cuadrilla y el torero que acababa de salir de la enfermería donde entró con un porrazo que se llevó por confiado y despistado, y salió casi con una intervención quirurgica de urgencia en el pie. Algo le pasa a este torero que no termina de remontar y además se le ve como ausente, pesado, despistado y torpón.
El Fandi enseñó a la concurrencia, tuvo esa virtud, la mansedumbre del segundo. Lo paso con aseo de muleta y enseñó sus defectos, no tapándole ninguno. Toreo en cuarto lugar por estar en la enfermería El Cid y con el toro más rápido de los encierros de este año anduvo voluntarioso pero sin dejar eco su labor.
Daniel Luque ha dejado buenas sensaciones sobre todo por la disposición y el oficio. Traginó con entrega al desclasado tercero, empleándose en el sexto, de la misma condición que su primero, pero el tono de profesionalidad que dio el chaval sevillano fue aceptable. No es mal camino el elegido.
¡Aquí paz y allí gloria!
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