11 febrero 2008

EL PODER DEL RECUERDO

El Cid, por Pastor.

FUENGIROLA. FESTIVAL AYUDA A LA ASOCIACION DE ENFERMOS DE ALZHEIMER. MEMORIAL MIGUEL MARQUEZ.


EL PODER DEL RECUERDO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio


Novillos de MARICARMEN CAMACHO, de variado juego. TELLES hijo, oreja. PONCE, dos orejas. EL CORDOBES, rabo. EL CID, dos orejas. VEGA, rabo. DAVID GALAN, oreja y ovación en el que regaló. CABELLO, rabo.

Ya casi un año (27 de marzo) de la muerte de Miguel Márquez. Ya casi un año (25 de febrero) de la última actuación que le vi en Estepona. Después, la nada. La fuerte estocada del rayo que parte el corazón y la última exhalación en los brazos del destino. Aún Miguel, no te he dicho cuanto te quería. Ayer te recordaba en el ruedo, tu barbilla en el pecho, a la verónica, ¡que gran nombre para la única hija que lleva tu sangre!, ganándole el terreno a ese novillo colorao, hasta partirlo en el centro de esta placita de toros. Eso fue ayer, Miguel, cuando también todos los que te recordamos nos uníamos en el calor del sentimiento, para que el frío de la tarde invernal no congelara los pensamientos, ni la memoria se trompique saliendo del chiquero. Nos uníamos, porque los que aún tenemos la virtud del recuerdo, sentimos como nuestros los esfuerzos de esos sulbalternos que ayudan al olvido y que en las aciagas tardes de desesperanza, no claudiquen. Allí estuvimos, con vosotros, como también lo estuvieron los toreros, prestos a tender la mano que mece la voluntad del generoso.

Joao Telles que con buena monta y doma de sus cabalgaduras puso más voluntad que acierto. Ponce que obligó a embestir a uno de Camacho, parado, metiéndose con el. El Cordobés arrebatando más por su simpatía que por su oficio, recordando con David Galán cómo se torea al a limón. Ya en el tendido se oyó la primera reivindicación para su califato. El Cid que con un novillo de más presencia y rajado, lo trajinó con soltura y oficio en la puerta de chiqueros, alimentando la ansiedad del aficionado para la temporada que le espera. Salvador Vega que con otro cuajado ligó las series de muletazos con suficiencia. David Galán que se llevó el peor con el que no pudo ser darle ni fiesta, pero que aún tuvo la valentía de entrar a matar con el sombrero y el gesto de regalar el sobrero con el que hizo el mayor esfuerzo que yo le haya visto en una plaza de toros. Y en fin, allí también estuvo Juan Carlos Cabello quien nos ofreció las mejores chicuelinas y el toreo con más estilo aunque la faena, por la condición del novillo, se le viniera a menos.

Todos te recordaremos Miguel, porque aún podemos hacerlo. Cuando el recuerdo me falle quisiera que alguien a mi lado me dejara ver tus videos, aunque mi enferma impertinencia lo desesperara, y su paciencia me explicara lo buen torero que fuiste y que pedazo de persona demostraste.

¡Aquí paz y allí gloria!

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