RAFAEL DE PAULA A LA VERÓNICA. FOTO DE LA RED.
A RAFAEL DE PAULA siempre se le ha cantado su MARAVILLOSA FRAGILIDAD. Un torero quebrado físicamente pero que cuando mentalmente estaba restaurado podía con hacer hazañas sublimes.
De la revista 6 Toros 6. número 176:
Paula es otra cosa. Incondicionales, los mismos; seguidores, exactamente igual; toreo luminoso, también igual, sólo que ahora esto ya casi nunca ocurre. Rafael está tan maltrecho de sus piernas que cada intento de carrera por su parte es un drama, aunque también es verdad que para torear como él torea sólo hace falta quedarse quieto. En las nueve corridas que ha toreado el maestro de Jerez, se han alternado las luces y las sombras, aunque éstas al final hayan brillado más. Si en Aranjuez y Puerto Banús asombró de nuevo su incomparable torería, en La Línea de la Concepción y Madrid se dejó un total de tres toros vivos. Ese es el mayor rasgo de genialidad que más perdonan sus incondicionales, la alternancia de lo bueno con lo malo. El cierto y dulce sufrimiento que la mayoría de las veces supone ir a ver torear a Rafael de Paula.
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