JULIO APARICIO, foto de la RED
Cuando inició su carrera lo hizo a la sombra de su padre que aún vive. Luego fue definiéndose por el camino del toreo artista con un punto de excentricidad que lo ha mantenido en el toreo como el Guadiana.
El tiempo le pasó por encima solo con triunfos puntuales y uno sobre todo con el toro de Alcurrucén en Madrid, pero insuficiente para cimentar su carrera a golpe de recuerdos.
Entre sus excentricidades cito una tarde en Marbella que se tumbó en la arena como desplante a un toro.
Broncas en plazas importantes y premios en las de poca responsabilidad, no ameritaron una carrera que se diluyó demasiado pronto.
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