23 octubre 2023

PROTAGONISTAS DEL TOREO: ENRIQUE PONCE, entrevista concedida a ABC

 


ABC.es Jueves, 2 de agosto de 2007 
Enrique Ponce: «El animal racional sólo existe en Walt Disney»

Antonio Astorga
Enrique Ponce, el «schindler» de la Tauromaquia -33 toros indultados-,lleva estoqueadas
1.800 corridas. El «minotauro de Chiva» -así lo esculpió Zabala de la Serna- atesora 
18 años de matador, 16 en lo más alto. Forjado en valor y oro, 
torero de época, el maestro Ponce habla, y entra en la leyenda del toreo
enseñando su prodigiosa técnica, mientras su ángel de la guarda, Paloma brava,
mira al hombre y al torero que ama.
-¿De qué pasta está hecho?
-Para ponerse ante un toro hay que tener mucho valor. Y no se aprende, nace con
el torero.
-¿Late el miedo sobre la arena?
-Yo lo tengo, pero no sólo al toro, sino a muchas cosas: a que no salga bien la
tarde, a que no te acoples, a que te sientas incomprendido, al viento...
-Para el diestro literario Vargas Llosa es usted un torero clásico...
-Es un orgullo para la gente del toro que a un genio como él le gusten los
toros, disfrute y los enarbole como su bandera.
-¿En qué cree un torero?
-La religión es muy importante para mí. Cuando toreo monto una capilla, que
ahora es una «catedral», en la habitación del hotel. Tardo una hora por las
estampas y vírgenes que desbordan mi maleta. Es una ofrenda a Dios y a todas las
Vírgenes y Cristos que llevo. Pero no veo la religión como una superstición. No
creo que Jesús, la Virgen o Dios te castiguen; Dios no castiga nunca, porque si
Dios nos quiere y te ama, ¿cómo te va a castigar? La creencia se lleva en el
corazón.
-¿Existe la «gloria de morir en la plaza»?
-Esa es una frase hecha. Nadie quiere morir, y menos en la plaza. Joselito el
Gallo y Juan Belmonte tenían una rivalidad muy grande, y cuando Joselito muere
en la plaza, Belmonte espeta: «Ahora sí me ha ganado la pelea». Luego,
Valle-Inclán le dijo a Belmonte que para ser el más grande de todos sólo le
faltaba morir en la arena. Y él contestó: «Se hará lo que se pueda». En aquella
época había un romanticismo muy grande.
-¿El rival es el toro?
-Lo ves como un colaborador, bueno o malo, que te va a ayudar a triunfar.
-¿Y Ponce es el torero a batir?
-En principio llegas con la yerba en la boca y vas mordiendo por ahí, y luego
eres el torero a batir: todo el mundo te ataca, se te mira con lupa y ante
cualquier resbalón te cortan la cabeza. El momento más difícil es mantenerte en
esa situación de figura del toreo para llegar al lugar en el que me encuentro y
en donde tu rival eres tú.
-¿La envidia es un pecado capital en la plaza?
-No se envidia lo que tienes, sino lo que eres. Se envidia mucho más la
felicidad que el dinero. Yo me siento más querido que envidiado. Se me valoran
los años que llevo en el toreo.
-¿Se plantea el final?
-Sí.
-¿Para que su mujer no sufra?
-En estos momentos mi mujer es lo primordial, mi familia. Les veo ya con ganas
de que lo deje. Si me vieran que voy aperreado a lo mejor no me permitían ni
salir de casa. Me planteo la retirada pronta, pero pienso en mi temporada. Y si
Dios quiere que sea final feliz.
-¿Se olvida de su yo para encarar la lidia?
-Hay momentos que sí, en una faena te abandonas y ahí es donde surge la magia.
Como decía Belmonte, hay que olvidarse del cuerpo para torear bien.
-Es usted un schindler de los toros. Ha indultado a 33 astados.
-He toreado 1.800 corridas en mi vida y he tenido la dicha, la fortuna y la
clarividencia de poder conectar con el público e indultar un toro y otro y
otro... -De reencarnarse en un animal, ¿en quién lo haría?
-En toro bravo. Yo prefiero ser toro bravo a becerro de carne, a mimosín.
-¿Y entre toro bravo y torero?
-En torero, porque la grandeza del torero es superior al toro, aunque el toro es
el animal que más admiramos los toreros. Pero, claro, es un animal, y yo
prefiero ser animal racional a animal irracional. Porque el animal racional sólo
existe en Walt Disney, ¿no?, que la gente ya también confunde las cosas.
-¿Qué le susurra a los toros?
-Mis palabras pueden ser cariñosas u ofensivas, según las intenciones del toro.
Le dices «¡vamos bonito!, ¡ayúdame un poquito!, ¡vamos a embestir bonito!,
¡vamos los toros buenos!». Y el toro te mira queriéndote hablar. Albert Boadella
-del que también tenemos que presumir los aficionados al toro- ha escrito una
obra titulada «Controversia entre toro y torero» y habla de ese diálogo. Yo
estoy seguro de que el toro no es antitaurino porque él «sabe» que existe
gracias a las corridas de toros.
-Es usted el «nieto de sus sueños» de don Leandro.
-Así se titula el libro que escribe Paco Villaverde como homenaje a la figura de
mi abuelo, que quiso ser torero. Yo soy torero por él desde los seis años. Me lo
inculcó. Él tiene 94 años, está perfectamente y se lo debo todo. Buscaba en uno
de sus nietos realizar su sueño, y conmigo lo ha visto cumplido.
-Póngase la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes -que merecidamente
tiene- y trace al natural el valor cultural del toreo.
-Es la conjunción de muchas artes. Si uno se pregunta por qué escritores,
pintores, músicos... se han inspirado en el toreo la respuesta es que el toreo
atesora muchas de esas artes. La música callada del toreo, que dijo Bergamín. O
como me confesó el maestro Botero: una corrida de toros se pinta sola.

No hay comentarios: