Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
El segundo toro de Ricardo Gallardo no tenía cuello y terciado de hechuras. Manseó en varas y en palos fue tardo, esperando hasta la desesperación. En la muleta embistió con fiereza. Se fue Padilla a recibir el toro a los medios frente a la puerta de chiqueros (nada de a portagayola) y salió indemne, que es de lo que se trata en estas hazañas, pues de conseguir arte, ni mijita. En banderillas se equivocó al elegir ponerlas. El toro no merecía el esfuerzo del matador. Tardó un mundo en poner un palitroque en la primera entrada, y luego los otros dos pares los puso al violín por ser pares de menor riesgo. Comenzó la faena de rodillas en el tercio y luego le anduvo por ambos pitones con cierta soltura, la que le permitía el toro que por el pitón derecho embestía a saltitos y se quedaba corto, por el izquierdo con más fijeza. Mató de una estocada trasera y caída y le soplaron una oreja. Barata. De esas orejas que ahora el publico verbenero de Sevilla pide, porque en realidad el criterio que rige entre los concurrentes a este sacro rito, no lo entiende ni Dios.
El toro quinto fue altón de agujas, no se empleó en varas, o como se llame ahora este tercio de entradas al peto y picaduras de avispa. A palitroques acudió con alegría y en la muleta se movió bien, de más a menos y a media altura. Y aquí el delirio de los culpables de que la Puerta del Príncipe sea hoy por hoy una puerta de cristal. Otra vez Padilla a los medios frente a la puerta de chiqueros, que no es portagayola, y otra vez sale indemne. En banderillas puso pares pasados la cabeza del toro, incluido el último del violín. Brindó al público, pieza fundamental para romper el cristal de las hojas de la Puerta por donde lo sacaron a hombros, y comenzó su faena de rodillas en el centro del ruedo. Cuando se incorporó le dio tralarile al de Fuente Ymbro. Descolocado, ligando descargando y sin armonía, acelerado, con molinetes de aquella manera, para cobrar una estocada tendida. Le soplaron las dos orejas, por la cara, solo para adornar una sonrisa en la suya, pues los méritos fueron de esfuerzo, y no artísticos. En esto del toreo como en las escuelas y universidades, y la vida, la ley del mínimo esfuerzo se valora, y la ética se tira por tierra. Todo vale, y se premia con facilidad. Para que no se diga que el toreo no es arte y que sembramos nuestras calles de analfabetos.
Una oreja le regalaron también al Fandi por una faena arrebolada llena de trucos y de destoreo, con aire, mucho aire, no del que sopla, sino del que queda entre toro y torero cuando aquel pasa. Y además un bajonazo.
Con el tercero anduvo Fandi voluntarioso con un toro que se movía a su aire.
A Finito lo vimos toda la tarde en su línea con el lote menos apto. Oficio. Esfuerzo. Voluntad y porfía. Detalles de torero rancio que no conforman esencia.
Los toros de Fuente Ymbro desigualmente presentados, primero y cuarto bien presentados, segundo y sexto terciados, altones resto. Segundo, quinto y sexto, manejables. Descastados resto.
¡Aquí paz y allí gloria!
Ficha:
Finito de Córdoba, pinchazo y bajonazo, silencio. Trasera, silencio.
Juan José Padilla, estocada trasera caída, oreja. Estocada tendida, dos orejas.
El Fandi, estocada corta caída y atravesada, silencio. Estocada baja, oreja.
2 comentarios:
Después de ver a Padilla por la puerta del Príncipe, no me extraña nada que en Málaga se den como churros por el mero hecho de hacer el pasillo. Nunca PADILLA llegó tan alto ni la afición de Sevilla cayó tan bajo.
Uno del seis.
Muy bien dicho señor barbudo....
Saludos
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